AUTOR: ÁLVARO DELGADO.
MÉXICO, D.F. (apro).- El debate entre Gustavo Madero y Ernesto Cordero, el único antes de la elección del 18 de mayo, fue casi una sinopsis de campaña: Una diatriba sobre quién ha sido más priista y más sometido a Enrique Peña Nieto.
Tercer protagonista del debate –cuya transmisión restringida a Internet fue vista si acaso por 5 mil de los 220 mil electores–, Peña Nieto fue más mencionado por los contendientes que Vicente Fox o Felipe Calderón, los dos panistas que han ostentado la Presidencia de la República.
Y sobre Peña y el priismo, más que el PAN y sus propuestas de regeneración, discurrió el debate que los propios dirigentes tenían claro que pasaría inadvertido para la militancia, que sólo pudo verlo en la página del PAN –que falló una y otra vez– y en su canal de YouTube.
“Sabían la tranquiza que le iban a dar a Madero”, decía Javier Lozano, miembro del equipo de Cordero, quien culpó a Madero y a Francisco Gárate, presidente de la comisión organizadora de la elección, de negarse a que fuera transmitido por televisión abierta.