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miércoles, 17 de enero de 2018

La democracia como lucha: 1968 – 1988 – ¿2018?

El año que comienza se anuncia peligroso ya que abrirá las compuertas de la disputa por el poder y el aparato estatal. En un país en donde imperan la corrupción y la violencia, ello significa abrir una caja de pandora. Pero la violencia y la corrupción no son plenamente soberanas en México, y no porque haya contención institucional o existe algún tipo de pacto social. De hecho, en buena medida, las instituciones públicas han sido sometidas a la lógica y los intereses de la acumulación capitalista lícita e ilícita desde los tiempos largos del PRI-régimen y, aún más, en la descomposición de la clase política y el saqueo de lo público y lo común que vivimos actualmente. Pero las clases dominantes mexicanas nunca fueron omnipotentes en su ejercicio violento, corrupto y explotador del poder porque, frente a ellas, se erigieron y se erigen resistencias, se levantan luchas y se enarbolan propuestas y prácticas alternativas.

lunes, 30 de octubre de 2017

Desilusiona en México la democracia

En la encuesta Latinobarómetro 2017, entre 18 países de la región, 56% de adultos mexicanos consideró que la democracia es el mejor sistema de gobierno, pero puede tener problemas, una caída de 15 puntos respecto del año pasado. Frente a otros países, México está en el último sitio.

El apoyo de los mexicanos a la democracia cayó a su nivel más bajo en las mediciones del estudio Latinobarómetro, encuesta que se realiza con regularidad en 18 países de la región


jueves, 22 de junio de 2017

Corrupción e impunidad dañaron la democracia: Cienfuegos

Ciudad de México. La corrupción y la impunidad se han convertido en un “complejo fenómeno que ha dañado nuestra democracia, nuestra economía, profundizando la desigualdad e incrementando la violencia”, reconoció el general secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, quien agregó que además esta situación ha minado la credibilidad en las instituciones públicas.

De cara a las elecciones, la democracia en un “bache”: INE

Ciudad de México. México tiene serios problemas estructurales, pero no son a causa de las elecciones, sino de políticas públicas equivocadas, a una enorme corrupción que ofende, y una gravísima impunidad presente, aseguró el presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova Vianello.

Dijo que de cara a las elecciones del próximo año, la democracia en el país se encuentra en un “bache”, en medio de una sociedad crispada, enojada con la política y lo público. “Como nunca antes, hay un creciente descontento en la democracia”, dijo.

lunes, 16 de enero de 2017

“La convulsión social puede poner en riesgo las conquistas democráticas”, alerta Córdova

El presidente del Instituto Nacional Electoral expone la razón para no hacer compras, ni contratos, ni ningún gasto millonario en estos precisos momentos. Por lo pronto, quedó suspendida la edificación de dos torres gemelas para concentrar en una sola sede a los trabajadores de ese órgano, así como la renta de celulares iphone 7 plus. Dice que es una medida de austeridad ante una economía frenada cuyo padecimiento se intensificó en esta cuesta de enero. Y dice que no sólo se pretende empatía; sino ejemplaridad. Las protestas de ahora le parecen tan graves que deben ser “entendidas y atendidas” porque pueden poner en riesgo las conquistas democráticas de las últimas tres décadas. En el edificio del otrora IFE, inaugurado en 1990, Lorenzo Córdova Vianello sostiene que aspira a que en el instituto se instalen mecanismos de transparencia inéditos frente a un paisaje en el que la corrupción es el eje de todos los problemas. Por ahora, no muestra interés en presentar la declaración patrimonial 3de3.

Ha salido del ojo del huracán. La pretendida edificación de un par de torres gemelas y la renta de celulares con el iphone 7 plus para once consejeros, puso al Instituto Nacional Electoral [INE] en el epicentro de la crítica. Pero esas compras han sido suspendidas.

El INE inició el año determinado a hacer tal gasto millonario en un contexto donde el Presupuesto de Egresos de la Federación disminuyó en 239 mil millones y la mayoría de las dependencias padeció recortes. El impacto fue la desaparición de programas como el de Prevención del Delito, así como de 31 rubros del sector agropecuario.


En diciembre pasado, la Secretaría de Hacienda anunció un aumento de 20 por ciento en las gasolinas Magna y Premium, así como del Diesel. Un mega gasolinazo. Una crítica noticia con la que millones de mexicanos atravesaron el Año Nuevo. El colmo de la incertidumbre porque pronto, el 20 de enero, Donald Trump tomará posesión como Presidente de Estados Unidos. ¿Qué pasará? ¿Cumplirá el republicano con clausurar el TLCAN? ¿Deportará a los millones de connacionales que puntuales, envían remesas a México?

Por lo pronto, las calles de varias ciudades de México ardieron. Marchas airadas y saqueos de tiendas comerciales fueron la crónica más fiel del enojo que causó el anuncio de Hacienda, bautizado como “mega gasolinazo”.

Entonces, el INE decidió suspender sus planes. Antes de que concluyera la primera quincena de enero, Lorenzo Córdova Vianello, el presidente consejero, salió ante los medios para anunciar que el consejo de esa autoridad electoral había determinado no gastar en el nuevo edificio ni en celulares. Primero, convocó a una conferencia de prensa. Después, citó para entrevistas a varios medios en su despacho de Viaducto Tlalpan, en la antigua y emblemática edificación de la autoridad electoral, el mismo sitio donde fue inaugurada en 1990.

Ante SinEmbargo, el abogado con Doctorado en la Universidad de Turín, expuso:
“Las medidas de austeridad que hemos tomado tienen un doble propósito. Demostrar la sensibilidad que deben tener todas las instituciones públicas y todos los servidores ante una situación tan complicada para la sociedad mexicana. Por otra parte también tratar de contribuir con la racionalización de los recursos para enfrentar estas circunstancias graves para la economía nacional”.

– ¿Pero cómo serán las elecciones de 2018? ¿Esta convulsión social de ahora es ya la gran antesala?

– Es el contexto en el que hemos venido operando. En 2015 tuvimos elecciones que se realizaron en condiciones inéditas. Lamentablemente inéditas. Las protestas cobraron una especie de legitimidad, de falsa legitimidad. El discurso de boicot de las elecciones como una manera para poder conseguir o reclamar la satisfacción de necesidades que incluso en cuanto tales podían ser legítimas, como las de los derechos humanos. En muchos sentidos fue expresión de inconformidades y desasosiego con el estado de cosas en el país, que es justo lo que ha venido ocurriendo con las protestas del gasolinazo. Esto nos habla de un medio ambiente. De un contexto en el que la democracia se está recreando. Un ambiente que es profundamente adverso porque termina por estimular conductas y actitudes con la lógica misma de la democracia. Pero las elecciones siguen teniendo un enorme poder civilizatorio. El hecho de que nos estemos avecinando a lo que van a hacer las elecciones más grandes, es también paradójicamente un momento de oportunidad. También es cierto que a pesar de las complejidades, las elecciones siempre se han llevado puntualmente y hasta ahora han servido para cumplir el propósito que tienen en una democracia; es decir, ser las vías institucionales para que el poder político se realice sin derramamiento de sangre, como dicen los clásicos.

–¿Qué pasó? Cuando surgió el IFE había confianza. ¿Qué pasó en el camino de dos décadas?

… Se están conjuntando muchos grandes problemas estructurales. Pobreza, desigualdad, crisis de derechos humanos, ahora, un estancamiento y una situación económica muy delicada. [Estos factores] están generando una crispación que es justo lo que hemos visto en los días pasados [en referencia a las protestas en contra del gasolinazo] con expresiones que de no atenderse y no entenderse adecuadamente pueden poner en riesgo las conquistas democráticas que hemos logrado afanosamente en más de tres décadas.

– ¿Ve usted directrices para salir de esta crisis?


– Si bien hoy tenemos gobiernos democráticamente electos están resultando a ojos de todos ineficaces para enfrentar estos grandes problemas estructurales. El modelo económico que acompañó la apuesta por la transición se ha demostrado a todas las luces insuficiente para lograr crecimiento. Ahí están las tasas de los últimos años que hoy nos tienen en una situación muy delicada, sea por factores externos pero también de una política que no logró generar el bienestar prometido a la par de la democratización.

– La crisis de credibilidad, según arrojan las encuestas y la misma manifestación callejera, está dirigida a las instituciones y la clase política. Y las sumas millonarias que reciben los partidos políticos es uno de los grandes elementos del enojo social. Entonces, ¿cuál es la transformación conveniente para el sistema de partidos?

– … Yo soy un defensor del financiamiento público, pero eso no significa que esté en contra de la racionalización del monto que se entrega por parte del Estado a los partidos políticos. (Hay que tener cuidado) de caer en estas posturas simplistas o demagógicas de ah, ‘quítesele la mitad del dinero a los partidos’. Creo que plantearlo así incluso puede llegar a ser irresponsable. Tiene que haber un diagnóstico. Si hay una lógica de reducción de los recursos no caer en los extremos de cerrarles la llave del financiamiento que orille a los partidos políticos a buscar dinero donde no queremos que lo busquen. Hoy en México y el mundo hay muchos dispuestos a financiar la política. Desde fuentes ilegales como grandes intereses que podrían, lejos de robustecer el sistema democrático, transformar las democracias en plutocracias; es decir, en el reino del dinero. Eso no significa que no tengamos que avanzar de discutir los montos con que se financia la política. En el caso de los partidos está determinado con una fórmula determinada en la Constitución, pero hay muchos recursos para que disminuya ese financiamiento. Su dinero está en el centro de la atención y tensión social. (La disminución de financiamiento público) puede ser una manera de recomponer la imagen pública de los partidos políticos.

–Si la medida de austeridad del INE intenta ser ejemplar y el mensaje ya está dado. ¿Qué institución debe seguir en la aplicación de medidas de austeridad?


– Yo aspiraría a que lo fuera. El mensaje de austeridad que nosotros quisimos tenía dos propósitos, uno tratar de demostrar esa sensibilidad a la que hacía referencia hace un momento de cara a la sociedad que está padeciendo un momento económico muy complejo, muy complicado, y por otra parte tratar de proveer al Estado mexicano de recursos que si bien estamos convencidos tenían un destino y una racionalidad absolutamente justificada, por el ejemplo, el dinero que se autorizó por la Cámara de Diputados al INE para construir una nueva sede de oficinas centrales que nos permitiera concentrar oficinas que hoy están dispersas en locales rentados en un único espacio propio y que tenía el propósito del ahorro.

CÓRDOVA, SIN 3de3, SE LANZA POR LA TRANSPARENCIA

A la par de las medidas de austeridad, Lorenzo Córdova Vianello expone que aspira a que el instituto tenga mecanismos de rendición de cuentas para que informe cada trimestre sobre el ejercicio de sus recursos públicos. “Ningún órgano del Estado lo hace como nosotros lo hemos hasta ahora”, expresa el presidente consejero.

Abunda que “la idea es que se cree un contexto de exigencia y en consecuencia una mayor rendición de cuentas. Finalmente decidimos instruir a la junta general ejecutiva para que en el mes de febrero se presente además de estas medidas, un análisis que nos permitan tomar medidas de racionalidad que generen economías y eventualmente mayores recursos que podríamos poner a disposición para tratar de compensar o de contribuir a tratar de mejorar las condiciones actuales”.

–¿Cómo evalúa la corrupción nacional?

– El problema de la corrupción es el resultado de la impunidad. Hay un déficit en el país. No lo digo yo. Lo dicen análisis internacionales que califican muy mal al país en esta materia. Creo que no hay que ir muy lejos. Parte de la irritación social respecto de la clase política, respecto de la función pública tiene que ver con episodios de corrupción que son muy lamentables y que han generado la sensación de que se trate de un fenómeno muy extendido. Ese es uno de los puntos clave que tienen que combatirse y que estoy convencido están en la base de la irritación social.

– Y entonces, ¿presentará su declaración 3de3? [al momento de la entrevista, Lorenzo Córdoba Vianello es una de las personas de interés que no han publicado en esta iniciativa ciudadana el documento que ayudaría a ver cuál es su fortuna y si esta ha evolucionado a partir del día que tomó posesión como presidente consejero del INE, en 2014].


– Estoy convencido de que la rendición de cuentas tiene que tener un mecanismos legales de absoluta robustez. Y soy ¡copartícipe de la rendición de cuentas como parte de un contexto de exigencia, como parte de la propia ciudadanía. ¿Qué quiero decir? Que el problema de la corrupción no es solamente que la comunidad se entere, sino que existan mecanismos institucionales legales eficaces que evidencien y sancionen todo caso de corrupción y hoy estamos en una situación muy precaria. Desde el punto de vista institucional en este sentido, lo demás no sirve. Lo demás es fuego de artificio. No digo que no sea necesario, pero la columna vertebral del combate a la corrupción es que los mecanismos de sanción estén claramente establecidos institucionalmente y funcionen, que sean eficaces.

AQUELLOS 90

Hubo un tiempo, en los noventa, en que el INE (antes IFE) fue una de las instituciones con mayor confianza de los mexicanos. En 1990, dos años después del controvertido triunfo de Carlos Salinas de Gortari en las elecciones en las que “se cayó el sistema”, nació el IFE que organizó su primera elección a la Presidencia cuatro años después, con credencial de elector con fotografía.

Al candidato priista, Luis Donaldo Colosio Murrieta, lo asesinaron ese año y al final, su sustituto, Ernesto Zedillo Ponce de León ganó la elección. No hubo impugnaciones, ni señalamientos de fraude. El entonces IFE entregó los paquetes electorales en un ejercicio que no fue cuestionado.

En 2000, el instituto realizó las elecciones en las que el PRI concluyó 71 años en el poder y con las que se inició la alternancia partidista. Entonces, había confianza y esperanza, según dan cuenta ejemplares de diarios nacionales de esa época. Años de fraudes quedarían sepultados. Ya no existiría o empezaría a diluirse aquella conocida semántica de “la operación ratón” o la “tamal”.

En 2006, el triunfo de Felipe Calderón Hinojosa fue impugnado por el Partido de la Revolución Democrática que había postulado a Andrés Manuel López Obrador. La historia se repitió en 2012, con el regreso del PRI a Los Pinos con la persona de Enrique Peña Nieto.

Hoy, al transformado INE, ya no lo envuelven los factores de la confianza, ni de la esperanza. El año pasado, en los comicios del 7 de junio en los que se eligieron gobernadores, hubo un llamado extendido a no votar.

–¿Qué ocurrió doctor Córdoba? ¿Por qué se desmoronó una de las instituciones con mayor prestigio en México?


– Yo creo que las instituciones electorales han padecido a la par del desgaste y del desencanto democrático … Lo que ha pasado desde el año 2000 a la fecha ha sido un asentamiento del proceso democrático. Pero también, digámoslo así, los gobiernos emanados de procesos democráticos no han sido capaces de resolver los grandes desafíos en materia de derechos humanos que se plantearon a la par del proceso de transición en el mundo. Hoy vemos que hay un desencanto con la democracia, con los partidos políticos. El año pasado estuvo plagado de fenómenos en los que esto se presentó de manera clara muy nítida. A la par de este proceso de desencanto ha habido este desprestigio cada vez mayor respecto a la clase política y también a las instituciones del Estado. Y las instituciones electorales no han sido ajenas.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: LINALOE R. FLORES.
LINK: http://www.sinembargo.mx/16-01-2017/3136326

miércoles, 19 de octubre de 2016

El fracaso de la transición democrática en Oaxaca

CIUDAD DE MÉXICO: A Gabino Cué le pasó lo que a Vicente Fox, llegó al poder con todas las posibilidades para realizar una profunda transición a la democracia y desperdiciaron la oportunidad, creando una profunda decepción en la sociedad que le apostó al cambio y sólo fueron testigos de pactos de impunidad.


Cuando apenas empezaba su gobierno, en una entrevista en palacio de gobierno le pregunté a Cué si no corría el riesgo de que le pudiera pasar lo mismo en Oaxaca que lo ocurrido con Fox en el 2000, que todo el país esperaba que realizara un ajuste de cuentas con personajes del pasado y al no hacerlo creó una verdadera desilusión.

En esa ocasión Cué sonrió, dijo que eso no ocurriría en Oaxaca y que no habría pactos de impunidad con el exgobernador Ulises Ruiz, a quien se le acusaba desde entonces de haber desviado unos 7 mil millones de pesos en obras asignadas a empresas fantasmas, como ahora se acusó al gobernador con licencia de Veracruz, Javier Duarte.


Cué había llegado al gobierno de Oaxaca con el apoyo de una coalición de diversos partidos, entre ellos el PRD y el PAN y, por primera vez en la historia de la entidad, le había arrebatado al PRI el poder del estado.

Los oaxaqueños tenían la esperanza de que habrían de llegar nuevos aires políticos, que Ulises Ruiz y su equipo sería llevado a tribunales por violaciones a los derechos humanos en el conflicto de la APPO y por el desvío de recursos del erario público.

Se pensaba que Oaxaca iniciaría una etapa transparente en el manejo de la gobernabilidad y de los recursos públicos. Que por fin se terminarían las cuotas de poder de grupos, personajes y con el sindicato de maestros.

Pero nada de esto ocurrió, el gobierno de Gabino Cué, influenciado por el exgobernador priista Diódoro Carrasco, dejó intactos los poderes caciquiles, no tocó al equipo de Ulises Ruíz ni lo cotos de poder de los maestros, aumentó al doble la deuda del estado y, lo peor de todo, abrió la puerta a la violencia.

Al inicio de su gobierno se registraron 641 asesinatos, al año siguiente 412 y a partir de 2013 la cifra ha ido en ascenso: 537 asesinatos; en 2014 subió a 640; en 2015 se elevó a 759 y de enero a septiembre de 2016 se han registrado 623.

En suma, se han cometido tres mil 612 asesinatos, es decir 1.72 diarios, 3.44 cada dos días o cinco ejecutados cada tres días, situación que ha colocado a la entidad entre los 10 estados de mayor violencia según datos del Fiscal General Joaquín Carrillo Ruiz.


El fracaso a la transición democrática de Cué en Oaxaca ha traído múltiples consecuencias sociales, y quizá la principal –como fue con Vicente Fox en el 2000 y Felipe calderón en 2006– es haber roto la esperanza de un cambio real en las estructuras de poder, no haber hecho un ajuste de cuentas con los delincuentes políticos y haber pactado con las familias en el poder que una vez pasarán a tomar las riendas del estado el próximo sexenio.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JOSÉ GIL OLMOS.
LINK: http://www.proceso.com.mx/459234/fracaso-la-transicion-democratica-en-oaxaca

jueves, 12 de mayo de 2016

En picada, el avance del desarrollo democrático en México

CIUDAD DE MÉXICO: Por donde se le mire, el avance del desarrollo democrático en México va en picada por los problemas de corrupción a los más altos niveles del gobierno, pero también por el narcotráfico y la falta de resultados en materia económica y en la investigación por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero.

Al darse a conocer el Índice de Desarrollo Democrático de América Latina (IDD-Lat) elaborado por las organizaciones Konrad Adenauer Stiftung y Poli Lat, con la participación del Colegio de México (Colmex), el Instituto Nacional Electoral (INE) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), los resultados para nuestro país fueron decepcionantes.

En este ranking México se colocó en la posición 10 (cuatro menos que en 2014), es decir, empeoró su puntaje de desarrollo democrático en más de 12%, con lo que obtuvo su peor valor desde 2002.


Según el documento, históricamente México formó parte del grupo de países con desarrollo democrático medio, pero por primera vez se colocó por debajo del promedio y ahora forma parte del conjunto de países con bajo desarrollo democrático, al lado de El Salvador, Paraguay, República Dominicana y Colombia.

Para medir el desarrollo democrático, el reporte toma en cuenta cuatro dimensiones: la democracia de los ciudadanos, de las instituciones, social y económica.

En el caso de México, el comportamiento de las dimensiones ha sido negativo, salvo en lo que se refiere a democracia de los ciudadanos, donde se logró un incremento de 12%. En el resto presenta caídas, la más fuerte en democracia de las instituciones.

En las variables que presentan los resultados sociales y económicos, los retrocesos no han sido tan significativos como para que caiga por debajo del promedio regional. Pero si se toma en cuenta la zona geográfica de los grandes países, el comportamiento de México es opuesto al de Brasil, que muestra una tendencia positiva.

En zona de alarma

De acuerdo con el reporte de 267 páginas, nuestro país “está entrando en una zona de alarma, porque es la cuarta caída consecutiva que presenta en la serie histórica y ha perdido intensidad de desarrollo”.

Desde que se comenzó a medir el IDD-Lat, en 2002, México se colocó más allá de la sexta posición y con expectativas de poder ingresar al grupo de países con alto desarrollo democrático. Sin embargo, para 2015 descendió cuatro escalones, cerca de traspasar el límite para caer al mínimo desarrollo democrático.

En el pilar que mide la calidad institucional y eficiencia política, cayó por tercer año consecutivo. Según el estudio, este comportamiento se debe a los retrocesos en los indicadores de accountability y desestabilización de la democracia.

Y por primera vez, señala, México es castigado por el factor de anormalidad democrática por la crisis institucional que se vivió en 2014 tras la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.

Como consecuencia, el país perdió siete posiciones en el ranking regional, pasando del séptimo al catorceavo lugar. De hecho, en esta dimensión el país forma parte del grupo de naciones con mínimo desarrollo democrático, junto con Paraguay, Nicaragua, Brasil, Ecuador y Venezuela.

En la dimensión social también presenta un fuerte retroceso a consecuencia de las caídas en los indicadores que componen la variable eficiencia en salud y en educación.

La puntuación recibida en democracia social es la segunda más baja desde 2002 a la fecha, y sólo presentan resultados levemente positivos los indicadores de desempleo y de población bajo la línea de pobreza.

Por último, en la dimensión que da cuenta de la capacidad para generar políticas que aseguren eficiencia económica, el país muestra una muy mala puntuación.

Desde 2013 México ya no lidera esta dimensión, y ahora perdió el segundo lugar al ser precedido en el ranking regional por Uruguay y Panamá, a raíz de una caída en los indicadores de libertad económica, PIB per cápita e inversión.

Las alzas operadas produjeron, tal como ocurrió en 2014, una brecha de ingreso y endeudamiento.

Ayotzinapa y narcotráfico tumban desarrollo

En una nota sobre México contenida en el documento se esboza la crisis profunda que enfrenta el gobierno de Enrique Peña Nieto.

Según el autor de dicho texto, Carlos Castillo, durante 2014 los principales hechos que acontecieron en el país se dividen en dos etapas que podrían calificarse como antes y después de Ayotzinapa.

“Este hecho puede calificarse como la primera gran crisis del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, y devino en una serie de conflictos posteriores que afectaron la confianza ciudadana, sacaron a la luz la enorme corrupción de las autoridades locales y revelaron que la estrategia del gobierno federal frente al crimen organizado fue insuficiente y ineficaz, generando incluso un contraste en la opinión pública frente al abordaje que ante el tema del narcotráfico realizó el expresidente Felipe Calderón”, señala.

Y enfatiza los actos de corrupción en el más alto nivel del gobierno federal.

El primero tiene que ver con la licitación del tren de alta velocidad que cubriría el tramo México-Querétaro (unos 300 kilómetros), con preferencia para empresas relacionadas con miembros del gabinete presidencial y del propio presidente, aumentando en poco más de 20% el precio original del proyecto, terminando en cerca de 5 mil millones de dólares.

“La licitación fue al final cancelada y uno de los proyectos clave de infraestructura del sexenio quedaba pues detenido por razones de poca transparencia y nepotismo”, precisó.

El segundo acto de corrupción fue la revelación, fruto de una investigación periodística, de que la esposa del presidente, Angélica Rivera, poseía una residencia valuada en siete millones de dólares, préstamo que obtuvo de empresarios que habían sido beneficiados durante el paso de Peña Nieto por el gobierno del Estado de México, además de la casa de Malinalco del secretario de Hacienda, Luis Videgaray.

Así, la percepción del país en el exterior no se puede ocultar, pese al discurso oficial, y como muestra esta el ranking donde México obtiene sus peores resultados y se encamina a un desarrollo de países de bajo perfil.


Los países mejor posicionados en el IID-Lat fueron Uruguay, Costa Rica, Chile, Panamá, Perú, Argentina, Ecuador, Bolivia y Brasil.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: JUAN CARLOS CRUZ VARGAS.
FECHA: 11 MAYO 2016.
LINK: http://www.proceso.com.mx/440372/en-picada-avance-del-desarrollo-democratico-en-mexico

martes, 5 de abril de 2016

“Sin educación no hay justicia ni democracia”: Narro

MADRID: El exrector de la UNAM José Narro Robles y el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, fueron investidos como doctores honoris causa por la Universidad de Salamanca (USal).


La universidad salmantina –fundada hace casi 8 siglos— valoró el impulso que los galardonados dieron al desarrollo del Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española (Siele), un proyecto para la certificación del español que impulsaron las universidades de Salamanca, la Nacional Autónoma de México y el Cervantes.

En el acto, presidido por los reyes Felipe VI y Letizia, Narro hizo una defensa de la educación como la “llave maestra para acceder a todos los derechos humanos”, y advirtió que sin el impulso de la educación, “no hay justicia ni tampoco democracia”.

Es la herramienta indispensable para “combatir no solo la ignorancia, sino la desigualdad” y motivar una convivencia civilizada, subrayó.

El actual secretario de Salud habló de los retos de modificar o acelerar el estado de cosas para que la mujer tenga un papel más relevante en los cargos de responsabilidad en las universidades, donde apenas llega al 10% a escala internacional, pese a su amplia presencia y rendimiento como cualquiera.

Narro resaltó que, como nunca antes, la democracia en el mundo tiene presencia. No obstante, también advirtió de enormes problemas y retos como el problema del crecimiento poblacional y de la desigualdad.

“La pobreza está aumentando” y consideró que existe “mucha desnutrición” y muchas enfermedades que son prevenibles; regresan las “nuevas guerras religiosas” con unas formas de violencia inusitada, producto de actos terroristas, y millones abandonan sus países por la violencia o por falta de oportunidades.

A eso añadió el problema del narcotráfico y la trata de personas cada vez más “inhumano”, todo ello provoca que “los valores se hayan debilitado” al grado que se percibe que la felicidad y el éxito o la realización personal se mide “por la riqueza material acumulada”.

Tanto Narro como García de la Concha resaltaron el papel del panhispanismo.

En el acto solemne, que tuvo lugar en el Paraninfo de las Escuelas Mayores, se desarrolló el antiguo ceremonial en latín.


En él participó el rector salmantino Danniel Hernández Ruipérez y los rectores de la UNAM Enrique Graue y de Buenos Aires Alberto Barbieri, institución que se sumará al impulso del Siele.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: ALEJANDRO GUTIÉRREZ.
LINK: http://www.proceso.com.mx/435872/sin-educacion-justicia-ni-democracia-narro

miércoles, 23 de marzo de 2016

México, entre las peores “democracias” del continente

La democracia liberal representativa está en la más severa crisis de su historia. Hasta allá la ha llevado el propio modelo económico que la creó: el capitalismo, ahora radicalizado en la que los Estados sólo son carceleros y protectores de los verdaderos amos: las trasnacionales. Informe de Latinbarómetro señala que los latinoamericanos son los más insatisfechos con su “democracia”. México, el peor.


En 2014, parafraseando a Marx y Engels, el politólogo alemán Wolfgang Merkel dice lo siguiente: “Un fantasma recorre el mundo democrático y ya no puede ahuyentarse: el fantasma de la crisis de la democracia”. Apoyándose en Colin Crouch, agrega la posibilidad de que ésta haya dejado atrás su pico de esplendor y lentamente se esté acercando a las estructuras y los procedimientos exclusivos de las elites de las épocas predemocráticas.


La crisis se manifiesta en lo que considera “las instituciones centrales de la democracia representativa: las elecciones, los partidos y los parlamentos”, que han “perdido su capacidad integradora y de convicción”, y se refleja en tres planos: 1) el de la participación, con la caída de la participación ciudadana en los procesos electorales y en la afiliación partidaria, entre otras formas de intervención política; 2) el de la representatividad, ante la pérdida de confianza ciudadana en instituciones como los partidos políticos o el parlamento, donde predominan los intereses de las clases más altas sobre los del tercio inferior de la sociedad; 3) y el gubernamental, donde el parlamento y los gobiernos han perdido poder, tendencia agudizada en los tiempos de la desregulación de los mercados nacionales, la globalización neoliberal y la integración económica mundial.

Lo anterior ha llevado a plantear preguntas como las siguientes: “¿Quién gobierna en realidad en el siglo XXI? ¿Los gobiernos elegidos por nosotros, legitimados por nuestro voto, o los mercados internacionales, los bancos centrales, los burócratas y los regímenes supranacionales?” (Democracia directa, 2014).

En realidad, Merkel sólo recupera lo que se ha convertido vox populi desde hace varias décadas, debido al creciente malestar social en contra del funcionamiento del capitalismo.

Los movimientos sociales de 1968, entre ellos el estudiantil de México –que, a decir de Immanuel Wallerstein– fueron “una revolución en y del sistema-mundo”, pusieron de relieve las contradicciones inherentes del capitalismo, en el ocaso de su llamada “edad de oro” (1945-1973), la única en su historia. (1968, revolución en el sistema-mundo. Tesis e interrogantes, 1989). Justo cuando registraba sus mejores resultados socioeconómicos y que presentaban al capitalismo como sinónimo de la democracia representativa-electoral pasiva, en oposición régimen comunista que se calificaba de autoritario.

La confianza en el capitalismo descansaba en la estabilidad económica con el crecimiento de pleno empleo keynesiano nunca alcanzado hasta ese momento, la mejoría de los salarios reales y el estado benefactor que atenuaba las desigualdades sociales, al garantizar una renta mínima a los sectores desfavorecidos, al margen de sus ingresos y patrimonio, el acceso a los servicios sociales básicos como la salud o la educación, y reducir la inseguridad, con los seguros de desempleo y de pensiones. Esto por medio de la redistribución del excedente económico (impuestos progresivos, precios de bienes y servicios subsidiados y gasto social expansivo), los egresos contracíclicos; la regulación, la planeación económica.

Sobre ese diseño se asentaba la legitimidad, la credibilidad y la relativa estabilidad política del sistema, que desalentaba el descontento y los ímpetus revolucionarios de la población, y que se profesaba perenne, aunque a cada tanto requiriera ser reforzado con la contundencia del garrote.

Al menos así se creía.

Porque, sorpresivamente, para los gobernantes, estalló la cólera internacional que cuestionaba al sistema, sus éxitos y guardianes, los partidos de derecha y de la vieja izquierda. La violenta hegemonía estadunidense (la agresión a Vietnam y otros países). Los valores mercantiles del capitalismo. La desigualdad social y la marginación popular. La exclusión política (racial, los derechos de las mujeres, la diversidad sexual, en la toma de decisiones). Las restricciones a las libertades civiles (de expresión, de reunión). El descrédito de la democracia electoral representativa. Para los descontentos de esos años el capitalismo es la negación de la simultaneidad en la igualdad, la libertad y la democracia.

París y otras regiones del mundo fueron una fiesta juvenil-estudiantil-obrera sofocada con baños de sangre. “Pero triunfó el 68 –dice Wallerstein– si lo consideramos como una manera de quebrar el imperio de la geocultura liberal que dominaba el mundo”.

Al respecto escribió Wallerstein en 1998: “El liberalismo es una ideología de centro. Es el esfuerzo de frenar el movimiento democrático, el surgimiento popular que existe de manera importante al menos desde hace 2 siglos, y de dar cierta dosificación de concesiones de manera racional. El 68 [fue] una protesta cultural, intelectual de la izquierda social contra el liberalismo. Fue el dogma que cayó en el 68. El liberalismo se [apropió] de la palabra democracia, pero [fue] una ideología antidemocrática, [que limitaba] la democracia. Una de las maneras en la cual se limita a democracia puede definirse como el sistema de elecciones. Las elecciones mismas forman parte mínima, forman parte de la democracia, [pero] no es lo esencial. Está lejos de serlo. El problema actual es reivindicar la democracia como reivindicaciones serias, operacionales”.

El neoliberalismo capitalista destruyó el edificio levantado por el liberalismo y dejó sin máscaras la crudeza antisocial y antidemocrática decimonónicas que privan en el capitalismo desde hace poco más de 40 años.

En 2000, cuando estallaba la burbuja especulativa de las empresas de alta tecnología, el capitalismo global se precipitaba hacia una nueva recesión, y no tardaba en llegar el estado policiaco que recortaría las libertades civiles (2001), el politólogo inglés Colin Crouch acuña el concepto “posdemocracia”.

Por él entiende “el aburrimiento, la frustración y la desilusión” arraigados “tras un momento democrático”; en el que “los poderosos intereses de una minoría cuentan más que los de las personas corrientes a la hora de hacer que el sistema político las tenga en cuenta; aquellas situaciones en las que las élites políticas han aprendido a sortear y a manipular las demandas populares y las personas deben ser persuadidas para votar mediante campañas publicitarias” (Posdemocracia, 2000).

“Posdemocracia”, según Crouch, no implica un retroceso directo hacia las cavernas autoritarias del capitalismo, sino una evolución en forma de parábola. “Nos movemos en la dirección opuesta, nos situamos en un punto diferente del tiempo histórico y llevamos con nosotros la herencia de nuestro pasado reciente”.

La trivialización de la democracia, derivada de la crisis estructural de la representación en los sistemas democráticos y de la crisis de las políticas igualitarias, que se manifiesta de varias maneras:

1) El hartazgo y el desencanto de la población que se expresa en los altos índices de abstencionismo electoral y la caída en los niveles de satisfacción con el funcionamiento de la democracia en el mundo. “La generalizada sensación de desencanto y de decepción”, reflejada en la participación pública y las relaciones entre la clase política y los ciudadanos, es consecuencia de la relación entre “los gobiernos y unas elites que representan los intereses de las empresas”.

Es difícil concederle la dignidad de democracia cuando [este] componente democrático” se limita a la simple celebración de elecciones, a un simple espectáculo mediático, carente de contenido, operado por profesionales en técnicas de persuasión, que reduce el papel de los ciudadanos a participantes ocasionales, manipulados, pasivos y apáticos.

Bajo esa lógica, dice Crouch, todo se reduce a “política basura”.

2) El descrédito de las élites políticas, calificadas como “tenderos” que tratan de adivinar los deseos del cliente para seducirlos y mantener a flote sus negocios. “Las élites representan exclusivamente los intereses de las grandes empresas”.

3) Los problemas de legitimidad de los partidos políticos, sometidos a la presión de los grupos económicamente poderosos.

4) El descrédito de los gobiernos electoralmente elegidos, merced a que sus políticas se desarrollan en las penumbras, en interacción con unas élites que, abrumadoramente, representan los intereses de las empresas; al sometimiento de sus tareas a una economía capitalista sin restricciones; la adopción de una agenda definida por los intereses empresariales que debilitan la importancia política de los trabajadores, transformado en mano de obra barata; el diseño institucional de las corporaciones impuesto al funcionamiento del Estado, cuyo “papel es reducido” al de “carcelero”.

“El creciente poder político de las empresas sigue siendo el principal efecto del avance de la posdemocracia”.

El politólogo italiano Norberto Bobbio dice por su parte: “una de democracia formal puede favorecer a una minoría restringida de detentadores del poder económico y, por lo tanto, no ser un gobierno para el pueblo”.

5) La crisis de la política igualitaria y el retorno de la desigualdad social que atenuó el Estado de bienestar. Las necesidades de la población han sido subordinadas a las exigencias de las corporaciones, del sistema capitalista radical.

6) El Estado, la democracia y los intereses colectivos son víctimas de globalización que ha aumentado sus restricciones. En este contexto, mientras que el marco formal de la democracia se mantiene, la ciudadanía pierde gran parte de su autonomía real, lo que ha provocado que la desafección política de la población.
La democracia: un escurridizo pez

Pero qué es esa “democracia liberal representativa” que se encuentra en crisis, con problemas de credibilidad y legitimidad, en la que ya nadie cree en ella, como dice el Tariq Ali, de origen paquistaní. Sobre todo después del colapso sistémico del capitalismo de 2008, donde gobiernos, de derecha –impuestos por decreto, al margen de la población, en una especie de golpes de Estado técnicos– y de izquierda, han impuesto las políticas fondomonetaristas antidemocráticas y antisociales. Como en su momento lo hicieron los gobiernos “democráticos” postdictaduras y autoritarios en América Latina, como Carlos Menem (Argentina) y ahora Mauricio Macri, Alberto Fujimori (Perú), Fernando Henrique Cardoso (Brasil), Carlos Andrés Pérez (Venezuela), Sánchez de Losada (Bolivia), Lucio Gutiérrez (Ecuador) o, en México, de Carlos Salinas de Gortari a Enrique Peña.

Como dijo Robert Dahl: existen tantos enfoques diferentes sobre la democracia que cada uno lo usa a conveniencia.

El concepto de “democracia” es ambiguo, como un pez escurridizo que se escapa entre las manos y cada cual lo usa como una piel de cordero para justificar decisiones a menudo antidemocráticas.

Sin embargo, si consideran los señalamientos de especialistas como Norberto Bobbio, Robert Dahl, Giovanni Sartori, David Held, Jürgen Habermas, Crawford B Macpherson y Arent Lijphart, entre otros teóricos, se pueden definir algunos de sus rasgos básicos.

Por “democracia”, en su acepción básica, se considera a forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la sociedad, “el derecho inalienable a gobernarse a sí misma por medio de un proceso democrático” como diría Dahl.

Algunos principios fundamentales y criterios ideales del proceso en consenso son: la libertad, la igualdad sociopolítica y económica, la justicia, la soberanía popular. El voto igualitario, el pluralismo político, el principio mayoritario, la participación efectiva, el derecho a ser votado, el control sobre la agenda sobre las decisiones que se adoptarán, la inclusión.

La separación de poderes y la vigencia del estado de derecho: respeto a la constitución, sometimiento al imperio de las leyes, rendición de cuentas; la plena división y el equilibrio de poderes; un Poder Ejecutivo elegido democráticamente regularmente por las mayorías, primer garante de la Constitución, ceñido a ella y respetuoso de la misma; un Poder Legislativo autónomo elegido por los votantes, donde el Congreso funciona como arena política de deliberación, negociación, de consenso y de establecimiento de acuerdos, como contrapeso del Ejecutivo; un Poder Judicial soberano, elegido democráticamente, y no en calidad de siervos como ocurre en México, garante del estado de derecho y de contrapeso de las tentaciones autoritarias de los otros dos poderes del gobierno.

Esa es la democracia madisoniana recordada por Dahl: los mecanismos de freno del poder, el ideal constitucionalista: el estado limitado por el derecho o del gobierno de la ley contra el gobierno de los hombres.

El respeto constitucional a los derechos básicos: la libertad de expresión, de reunión, de prensa, la defensa de los derechos humanos, que incluya un marco institucional, de protección a las minorías, la heterogeneidad social, de credo.

La existencia de mecanismos institucionales para canalizar y resolver los conflictos sociales, neutralizar los grupos antidemocráticos, que promuevan las formas de inclusión, representación y participación de las organizaciones que actúan al margen de los partidos.

En la democracia burguesa representativa, de delegación, pasiva, el sistema electoral y de partidos adquieren gran relevancia, bajo ciertos principios elementales: la existencia de normas legales que garanticen la libre participación partidaria y ciudadana, en igualdad de circunstancias, que castiguen severamente las violaciones a las mismas; la realización de elecciones periódicas y libres, la alternancia partidaria en el gobierno; la formación de partidos que encarnen la pluralidad de una nación, al margen de los poderes fácticos, con libertad de asociación, de expresión, de acceso equitativo a los medios de comunicación.

Los puntos señalados son algunos de los elementos mínimos que aseguran la estabilidad, la legitimidad, la credibilidad de democracia burguesa y del capitalismo, de un poder como derivado del pueblo, condicionado y revocado por elecciones libres, abiertas y recurrentes, la antítesis del poder derivado por la fuerza.

Para Dahl, sin embargo, esos elementos son políticamente insuficientes si no se considera la democracia, la justicia, la libertad y la independencia económica, definida por la distribución más justa de la riqueza, el acceso igualitario al empleo, la educación, la salud o una vejez digna, entre otros satisfactores; el control de los monopolios, entre otros aspectos.

Por desgracia, esos rasgos ideales de la democracia nunca podrán ser plenamente ofrecidos por el capitalismo.
“Too late and too little”: “Demasiado tarde y demasiado poco”

En el Informe 1995-2015 de Latinobarómetro se señala: “Las democracias latinoamericanas tienen un déficit de estructura para recibir las demandas de más democracia, no necesariamente un déficit de demanda de más democracia”. “Los latinoamericanos son los más insatisfechos de la Tierra con su democracia”

Con diferencias nacionales, la región muestra un deterioro en la credibilidad y legitimidad de los gobiernos, el ingreso, el Poder Judicial y los partidos, debido a las promesas insatisfechas en la distribución del ingreso y la riqueza, la protección y las garantías sociales, las oportunidades, la igualdad ante la ley, la justicia o la seguridad ciudadana; la percepción de que se gobierna para una minoría, que los partidos y el parlamento no representan plenamente los intereses de los votantes; la corrupción que permea al estado.

Esas y otras anomalías evidencian la insatisfacción social con la democracia. Pese a ello, no deja de llamar la atención que la denominada “tercera ola democrática” que siguió a las dictaduras militares y los regímenes autoritarios, los países que registran los mejores resultados económicos, sociales y en el respeto de las libertades cívicas y políticas, son los gobiernos progresistas. Justo aquellos que la derecha, entre ella la priísta-panista, han descalificado como “populistas” por haber desertado del consenso neoliberal.

En contraste, agrega Latinbarómetro, que “las alternancias en el poder ocurridas luego de décadas de hegemonía de un partido, tal como los casos de México y Paraguay, [no] han tenido una evolución esperada”.

Entre los 18 países analizados, México arroja los peores en materia de democracia. Los datos pueden verse en el cuadro anexo.

Los cuatro países con los niveles más altos de apoyo a la democracia y con mejor calidad en los procesos electorales, con más de la mitad de la población, son los “populistas”: Venezuela, Uruguay, Argentina, Bolivia y Ecuador.

En promedio latinoamericano, sólo el 37 por ciento de los encuestados se siente satisfecho con la democracia, es decir, con sus resultados. En el caso de las elecciones, el 47 por ciento considera que éstas son limpias.

En ambos casos, México registra un 19 por ciento y 26 por ciento. Son los peores porcentajes del subcontinente.

Esa desconfianza ha provocado que la participación de los mexicanos en las elecciones se ubique por debajo del promedio regional y de la mayoría de los países latinoamericanos.

Mientras que entre 2002 y 2015 se ha elevado la aprobación presidencial de 35 por ciento a 47 por ciento, en México avanza en sentido contrario: cayó de 47 por ciento a 35 por ciento.

La historia se repite con el Congreso. En promedio, apenas el 23 por ciento de los latinoamericanos se sienten representados por éste. En México el 17 por ciento.

Los partidos políticos no quedan mejor parados.

En promedio, el 40 por ciento de los ciudadanos de la región se sientan cercanos a algún partido político, aunque el porcentaje cayó de un máximo de 45 por ciento a 37 por ciento en 2013.

En México el 32 por ciento guarda alguna identificación partidaria. En Uruguay, el 72 por ciento, la tasa más alta.

La legitimidad nacional está por el suelo.

En 2015, el 28 por ciento pensaba que se gobierna para el bien de todo el pueblo. En México únicamente el 21 por ciento.

La repulsa ha sido ganada a pulso.

El 64 por ciento piensa que los gobiernos no son transparentes en sus funciones, en América Latina; el 74 por ciento en México. En cada caso, el 21 por ciento y el 28 por ciento señalan el problema de la corrupción. Regionalmente, el 33 por ciento supone que se han logrado algunos avances oficiales logrados en su erradicación; en México el dato es de 19 por ciento.

Del lado de la justicia distributiva, en promedio, en 2013 el 25 por ciento creía que la distribución de la riqueza era más justa; en 2015 sólo lo pensaban el 22 por ciento. En México pasó de 19 por ciento a 17 por ciento.

Según los resultados de Latinbarómetro, México es tierra de desconfianza en el sistema político, los gobernantes, el Congreso, los partidos políticos, el Poder Judicial.

Qué otra cosa podría esperarse con la debilidad de las garantías sociales, la pobreza en las libertades cívicas y políticas, la falta de transparencia, la corrupción, los viciados procesos electorales, una justicia a modo y los resultados económicos y sociales.




Fuente: Contralínea

Autor: Marcos Méndez

http://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/index.php/2016/03/23/mexico-entre-las-peores-democracias-del-continente/

jueves, 21 de enero de 2016

Por Ayotzinapa y la Casa Blanca, México cae cuatro lugares en índice de democracia

La insatisfacción que provocaron estos dos casos en los mexicanos causaron que el país pasara del lugar 10 en 2014 al 14 el año pasado, según el Índice de Democracia 2015, de The Economist.

México cayó cuatro lugares en el índice de democracia por el descontento social generado por la desaparición de 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa y las acusaciones de corrupción que involucraron al presidente, Enrique Peña Nieto por la compra de la Casa Blanca, detalla el Índice de Democracia 2015, realizado por la Unidad de Inteligencia de The Economist.

En México, la insatisfacción popular con la política creció a partir de estos dos casos que surgieron a finales de 2014, detalla el informe.

El conflicto de interés derivado de la compra de la llamada Casa Blanca por parte de la esposa del presidente, Angélica Rivera, en noviembre de 2014, le dio “renovada atención” al problema de la corrupción en el país. Aunque el mandatario ordenó una indagatoria y se aprobaron leyes anticorrupción a inicios de 2015, estas medidas fueron criticadas por ser “demasiado débiles para tener un impacto material”.

De ahí, que dentro de Latinoamérica, México cayó del 10 en 2014 al 14 el año pasado, con una calificación de 6.6 puntos. El índice cataloga al país dentro del grupo de “democracias con fallas”. A nivel mundial, México ocupa el lugar 66 de 165 países.

Ecuador, Brasil y México fueron los únicos países de Latinoamérica que bajaron lugares en el ranking, según The Economist.

Según el índice, los escándalos de corrupción en los países latinoamericanos han fomentado la insatisfacción en la región, que ha sido “incapaz de progresar en la democratización”. Ejemplo de estos escándalos son los casos de Guatemala con el presidente Otto Pérez Molina, quien renunció y fue arrestado y Brasil, donde su presidenta Dilma Rousseff también enfrenta escándalos de corrupción. A esto se suma el mal desempeño económico.

Noruega, obtuvo el número 1 del ranking, con un puntaje de 9.9, lo que la coloca como una nación con una la democracia plena, le siguen Islandia (9.6) y Suecia (9.5).

El único país latinoamericano que aparece entre los primeros 20 es Uruguay, en el lugar 19 con una calificación de 8.2.

El Índice de Democracia se basa en cinco categorías: proceso electoral y pluralismo; libertades civiles; el funcionamiento del gobierno; participación política; y la cultura política. Busca dar un vistazo al estado de la democracia en 165 países.


Aunque el estudio señala que casi la mitad de los países del mundo pueden considerarse una democracia, solo 20 países son catalogados como “democracias plenas”; 59 tienen una “democracia con fallas”; 51 países tienen “regímenes autoritarios” y 37 tienen un modelo “hibrido”.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: REDACCIÓN.
LINK: http://www.animalpolitico.com/2016/01/por-ayotzinapa-y-la-casa-blanca-mexico-cae-cuatro-lugares-en-indice-de-democracia/

martes, 24 de noviembre de 2015

Desigualdad extrema coloca en riesgo democracia en México: Oxfam

OAXACA, Oax: La desigualdad extrema pone en peligro los esquemas democráticos en México debido a que la sociedad está desencantada de gobiernos que favorecen la concentración del poder económico y políticos en una cuantas manos, afirmó Ricardo Fuentes Nieva, director ejecutivo de Oxfam-México.

El especialista consideró que uno de los peligros más latentes es el descontento social que existe alrededor de un sistema económico que no beneficia a las grandes mayorías; al contrario, profundiza la pobreza, como el caso de México, donde el 10% más rico de la población concentra 64.4% de toda la riqueza del país.

Un reporte de Wealth Insight afirma que la riqueza de los millonarios mexicanos excede –y por mucho– a las fortunas de otros adinerados en el resto del mundo, ya que la cantidad de millonarios de México creció 32% entre 2007 y 2012, mientras que en el resto del mundo disminuyó 0.3%.

La Oxfam, confederación internacional formada por 17 organizaciones no gubernamentales que realizan labores humanitarias en 90 países, resaltó que la desigualdad es mayor a la que había en los ochenta, y lo contradictorio es que ha crecido el ingreso per cápita, pero se han estancado las tasas de pobreza en el país.

Y es que en México hay más de 23 millones de personas que no pueden adquirir una canasta básica con su salario, sin embargo, es nuestro país al mismo tiempo vive uno de los hombres más ricos de todo el mundo.

Para dar una idea de la magnitud de la brecha en México, el representante de Oxfam ejemplificó que, en 2014, los cuatro principales millonarios mexicanos –Carlos Slim, Germán Larrea, Alberto Bailleres y Ricardo Salinas Pliego– podrían haber contratado hasta 3 millones de trabajadores pagándoles el equivalente a un minisalario sin perder un solo peso de su riqueza.

Luego insistió en que las democracias latinoamericanas no están viendo sus intereses representados por los gobiernos, sino que éstos representan a sus élites, sin embargo, “lo más importante es encontrar los caminos legales organizados para hacer que la democracia funcione para todos y cambiar esas reglas económicas, políticas y sociales que permiten que la riqueza se concentre en unas cuantas manos”.

Fuentes Nieva dijo desconocer si hay un plan para administrar la pobreza en México, pero los que concentran el poder económico y político sí tienen muchos intereses para proteger sus beneficios y las reglas del juego que les permiten amasar grandes fortunas.

“Aquí la responsabilidad de la ciudadanía y las organizaciones civiles es contrarrestar esa fuerza, a través de mecanismos legales como la rendición de cuentas, democracia participativa, ciudadanía activa; de lo contrario, existe un peligro latente de descontento social alrededor de un sistema económico que no beneficia a las grandes mayorías”, alertó.

Sobre los programas asistencialistas en procesos electorales, opinó que la pobreza genera vulnerabilidad para ser influenciados con el asistencialismo o clientelismo social, ya que el dinero se convierte en influencia y poder político, social y económico y eso afecta los procesos electorales o procesos democráticos.

Entonces, esta desigualdad puede poner en peligro los esquemas democráticos no sólo en México, pues según cifras de la Coneval hay alrededor de 53 millones de pobres, lo que significa que México está muy lejos de erradicar este flagelo.


“Llevamos 20 años donde la pobreza no cae, entonces se tiene que analizar la estructura fiscal que es muy regresiva, se tiene que revisar el gasto social que es muy fragmentado y poco eficiente y se tienen que revisar las políticas de salario mínimo porque se ha estancado en los últimos 30 ó 35 años”, aconsejó.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: PEDRO MATÍAS.
LINK: http://www.proceso.com.mx/?p=421498

martes, 10 de noviembre de 2015

México ha consolidado su vocación democrática: Peña Nieto

México, DF. El presidente Enrique Peña Nieto aseguró que en México hay vocación democrática, se ha consolidado bajo esta condición y como pocos países, en los últimos 81 años ha vivido estabilidad política y social.

Al reunirse con integrantes del Comité Judío Americano y del Comité Central de la Comunidad Judía en México, el mandatario también señaló que “cada día se acrecienta la confianza en el país, a partir de la actuación responsable en el manejo de las finanzas públicas para cuidar y preservar la estabilidad macroeconómica”.

Subrayó que esto ha favorecido el dinamismo de la economía nacional y que ésta siga siendo el principal motor del desarrollo económico.

Comentó a sus invitados en la residencia oficial de Los Pinos, que en los últimos tres años la inversión extranjera directa ha sido de más de 80 mil millones de dólares, lo que equivale a 50 por ciento más del promedio de las inversiones que reportan los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Peña Nieto destacó que “México quiere seguir en el camino de romper las barreras y obstáculos que impiden su desarrollo. Queremos ser constructores y arquitectos de un mejor destino para México, para la sociedad mexicana y para quienes han hecho de este país el lugar donde vivir, como ha sido el caso de la comunidad judía”.


Enseguida agradeció y reconoció al Comité Judío Americano el apoyo que ha brindado a los connacionales en los Estados Unidos y confió en que seguirá reivindicando los derechos y la contribución que tienen las comunidades migrantes en la nación norteamericana para contribuir a su desarrollo.

FUENTE: LA JORNADA.
AUTOR: REDACCIÓN.