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sábado, 18 de junio de 2016

La lucha contra la reforma educativa: El gran engaño

Por Jorge Vázquez, vocero de las autodefensas legítimas de Michoacán

No se puede luchar contra la reforma educativa porque esta no existe. Cualquier entendido sobre el tema les confirmara que esa tal reforma, es absolutamente una reforma laboral. Los maestros (CNTE) también lo saben, pues es parte de sus argumentos para la lucha. 

Lo que habría que preguntarles es si entienden cual es la necesidad que desde el gobierno, les impulsa a crear una reforma laboral para el magisterio y lo que es mas interesante ¿porque disfrazarla de educativa?. No es tan difícil deducir lo que se trama desde las altas esferas de nuestra corrupta y títere clase política (todos los que están y los que quieren estar). 

El paquete de reformas estructurales aprobadas, no es otra cosa mas que la consolidación de la marca MexiCorp, "Mexican Corporation", y como en todas las corporaciones, la política la dictan los accionistas mayoritarios para que sean seguidas por sus consejos de administración. En este nuevo esquema de la corporación mexicana, los empleados ya no tienen opinión, tampoco tienen derechos, solo pueden aspirar a ser capaces de proporcionar beneficios a los accionistas para poder tener un empleo, malo y precario, pero un empleo al fin y al cabo. 

Entendido esto, la lucha pasa a ser un engaño-entendido o ignorado- pero un engaño al fin y al cabo,pues la reforma pretende legalizar el despido, los bajos salarios y por ultimo la desaparición de la educación publica, para que pueda encajar en el nuevo sistema corporativo. 

Nada se gana para el magisterio o la sociedad mexicana con la revocación de dicha reforma, pues de cualquier forma terminara implementándose de hecho al no existir los recursos para costear la educación publica. 

El engaño se vislumbrara mejor si como vengo diciendo desde meses atrás, los impulsores de la reformas estructurales no dejan espacio a la casualidad y afirmo que alguna(s) de ella(s), fueron creadas para ser derogadas.Tal es el caso de la reforma educativa-laboral, pues es bien sabido que el único gremio capaz de retar al gobierno por su numero de afiliados y por su historial combativo es la CNTE del SNTE. 

Compañeros maestros, necesitan comprender que la derogación de la reforma educativa-laboral, no ha de ser el objetivo de lucha. 

Si en verdad se quieren obtener resultados positivos la lucha tiene que ser por la derogación de TODAS LAS REFORMAS ESTRUCTURALES. Otros colectivos se están sumando a la lucha, la sociedad se esta uniendo a la lucha. 

CONVIRTAMOS LA LUCHA EN UNA LUCHA POR MÉXICO, no en una lucha con simples intereses gremiales.

Historia de un maestro

A mediados de los años cuarenta del siglo XX, Jaime Torres Bodet (1902-1972), entonces secretario de Educación Pública, promovió una reforma educativa que bautizó muy pomposamente como “escuela de la unidad nacional”.

Fue la “modernización” de la época. Se dispuso que las normales rurales dejaran de tener un lugar importante en el discurso educativo oficial, se les redujo el presupuesto y, al igual que en otras dependencias la Secretaría de Educación Pública (SEP), se inició una depuración de profesores y estudiantes calificados de "comunistas”.

Esos fueron los años que le tocaron vivir al profesor Albino Mateos Martínez, cuya gestión más significativa ocurrió entre 1955 y 1957, cuando dirigió la Escuela Normal Rural Justo Sierra Méndez de Hecelchakán, Campeche, e impidió el cierre del plantel.

El profesor Albino nació el 4 de noviembre de 1904 en Villa de Zaachila, una comunidad indígena zapoteca del estado de Oaxaca. Su padre fue Ladislao Mateos Mendoza, campesino, y su madre Jerónima Martínez Pérez, partera.

Su abuelo materno, José María Martínez Cerero, también originario de Zaachila, fue durante mucho tiempo de las pocas personas que sabían leer y escribir en su comunidad (aprendió de manera autodidacta). Cada semana, don Chema, como le llamaban, mandaba traer los periódicos de la capital para compartir con familiares y amigos las noticias, no obstante dedicarse también al campo.

Gracias a él, Albino se interesó desde muy niño en terminar sus estudios, situación que era difícil entre los pequeños de Zaachila a principios del siglo XX debido a las condiciones de pobreza y marginación en las que vivían.

Al concluir la primaria, Albino pidió a sus padres que lo mandaran a la ciudad de Oaxaca para continuar la secundaria. Se fue a vivir con unos familiares y debió comenzar a trabajar para pagar sus estudios y manutención. No obstante su entusiasmo, dejó la escuela por algunos periodos para dedicarse de lleno al trabajo.

Luego de muchos tropiezos, pudo concluir uno de sus grandes anhelos: graduarse como profesor de educación primaria en la Escuela Normal Urbana Federalizada de Oaxaca en 1935. Su título lo recibió hasta 1946.

Pero el mismo año de su graduación inició sus labores docentes en la población de Yalalag, posteriormente trabajó en una escuela de San Antonio de la Cal, ambas en su estado natal. Su dedicación y compromiso con el magisterio hicieron posible que pronto lo nombraran director de la Escuela Normal Rural de Comitancillo, Oaxaca. Desde entonces, su prioridad fue apoyar a los jóvenes de familias de bajos recursos que quisieran formarse como maestros.

Algunos de sus ex alumnos recuerdan una anécdota que definen la personalidad del profesor Mateos: aceptaba a los muchachos como normalistas aunque no tuvieran certificados de estudios previos. Su consigna era: “a ese joven primero sírvanle un plato de frijoles, luego, denle un libro, ya después arreglaremos lo de sus papeles”.

También laboró en las normales rurales de Tekax, Yucatán; Mactumactzá, Chiapas; Xochiapulco, Puebla; Tamazulapam, Oaxaca; Aguilera, Durango y El Quinto, Sonora.

Su estancia al frente de la Escuela Normal Rural Justo Sierra Méndez de Hecelchakán, Campeche, fue de apenas tres años, pero la que marcó su carrera y su vida.

En aquellos años, el gobernador Alberto Trueba Urbina (1903-1984) pretendía cerrar el plantel, convencido de que era un “nido de comunistas”. Los alumnos se opusieron a tal iniciativa y realizaron manifestaciones en la capital campechana. En una de esas protestas, realizaron pintas en edificios públicos, lo cual ocasionó que algunos de ellos fueran arrestados por la policía.

El director Albino, de inmediato, pagó las fianzas para que los jóvenes salieran libres, lo cual acrecentó su enemistad del gobernador, con quien ya tenía fricciones debido a que el maestro había solicitado que la normal de Hecelchakán, que hasta entonces recibía en su internado únicamente a varones, fuera mixto.

El maestro Albino argumentaba que las jóvenes de la comunidad que deseaban ser normalistas no tenían por qué irse a estudiar a otras ciudades lejos de sus familias, le parecía injusto. El gobernador Trueba en todo momento se opuso, argumentaba que no había recursos para construir en la escuela una sección para mujeres, ni siquiera para recibirlas como estudiantes externas. No obstante, el director admitió a siete alumnas en el internado.

La evidente amistad del director Mateos con el entonces líder magisterial Carlos Sansores Pérez (1918-2005), quien acudió como padrino de generación de los normalistas graduados de Hecelchakán en esos años, acrecentó los rencores, pues Sansores Pérez después llegaría a ser gobernador de Campeche y era enemigo político de Trueba Urbina.

El gobernador continuó presionando al director Albino, hasta que logró que el maestro pidiera su cambio a otra normal. Fue enviado a Durango.

En 1962, el profesor Albino fue detenido por la policía en esa entidad norteña. Trueba lo había acusado en Campeche de peculado y desvío de recursos. El dinero en cuestión fue el que había sido usado para pagar las fianzas de los alumnos encarcelados seis años antes.

El director Mateos fue llevado a la cárcel municipal de Campeche, donde permaneció cuatro meses. Durante ese tiempo recibió muestras de solidaridad de sus colegas y de los alumnos agrupados en la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, a quienes dirigió una emotiva carta en la que explicó su compromiso con la Escuela Normal Rural Justo Sierra Méndez de Hecelchakán:

“Hice de esta escuela un centro que educaba en la dignidad y por la dignidad. Estoy procesado por no aceptar provocaciones del entonces Gobernador del Estado, que quería que los alumnos normalistas cometieran violencias que justificaran sus acusaciones y conseguir la clausura de nuestra Escuela Normal Rural; porque fui leal a los alumnos (se me pidió que los traicionara); porque en forma ilimitada ayudé a los alumnos que injusta y arbitrariamente fueron encarcelados en octubre de 1956; cualquier reunión que tenía con los alumnos era denunciada a México como preparación de un motín comunista”.

Gracias a la intervención de diversos dirigentes sindicales, el maestro fue absuelto de todos los cargos y volvió al magisterio, aunque con graves problemas de salud. Trabajó un par de años más.

Falleció el 18 de diciembre de 1964 en la ciudad de Oaxaca debido a una insuficiencia renal, derivada de la diabetes que se le desarrolló en sus meses de prisión.

Hace dos años, al cumplirse medio siglo de su muerte, profesores y alumnos de la Escuela Normal Rural de Hecelchakán le rindieron un homenaje, y se colocó en el plantel una placa conmemorativa para recordar su legado, sus palabras: 

“Los maestros laboramos para el hogar, la Escuela y la Patria”.

Gracias, abuelo, por esa herencia, porque esta historia podría ser la de cualquiera de los maestros que hoy están en pie de lucha. Sí, abuelo, los maestros siguen luchando, los estudiantes resistiendo y el gobierno imponiendo, a punta de garrotazos, sus modernizaciones educativas. 

Pareciera que nada ha cambiado, sólo que no estás aquí para que marchemos junto a tus colegas.





Fuente: La Jornada
Autora: Mónica Mateos Vega
http://www.jornada.unam.mx/ultimas/bloggero.info?monica-mateos-vega/entrada_2016-06-17historia-de-un-maestro-

Marchan 14 mil personas en defensa de la educación pública

La exigencia del cese de todo acto de represión, la instalación inmediata de una mesa de diálogo con los docentes que rechazan la reforma educativa y la reivindicación de la defensa de la educación pública, convocó ayer a miles de estudiantes, intelectuales, trabajadores, defensores de derechos humanos, jubilados, padres de familia, campesinos, organizaciones sociales y maestros en la capital del país.

En la primera movilización tras la detención de dirigentes activos de la Coordinadora Nacional de Trabajados de la Educación (CNTE), representantes de diversos sectores sociales manifestaron su apoyo al magisterio disidente y a su demanda para que el gobierno federal instale una mesa nacional de negociación.

Cerca de 14 mil manifestantes, de acuerdo con los organizadores –7 mil según cifras del gobierno capitalino–, marcharon después de las cuatro de la tarde del Ángel de la Independendencia hasta las inmediaciones del Palacio de Bellas Artes, donde cientos de granaderos formaron una valla para impedir el paso de los contingentes que buscaban llegar al Zócalo.

Encabezados por la dirigencia magisterial, académicos e intelectuales –Ana Esther Ceceña, Elsie Rockwell, Antonia Candela, Alberto Arnaut, Hugo Aboitez, Tatiana Coll y John Ackerman, entre otros– intentaron por más de 40 minutos negociar con los uniformados para que se permitiera el paso de la marcha, que, insistieron, fue pacífica. Sólo queremos ejercer nuestros derechos constitucionales de libertad de expresión y tránsito.

Ante la falta de respuesta, maestros y ciudadanos optaron por esperar. Se sentaron en avenida Juárez parademostrar que tenemos toda la paciencia del mundo para exigir al gobierno que retome el camino del diálogo. Cientos gritaban: Zócalo, Zócalo, pero no los dejaron pasar.

Una hora después y frente a los granaderos que formaron una valla se inició un mitin con la lectura de un pronunciamiento firmado por 146 figuras de México –entre ellos el ex rector de la UNAM, Pablo González Casanova– y el mundo, y 120 grupos de activistas, defensores y expertos que exigieron a las autoridades apostar al diálogo.

Entre quienes tomaron la palabra para manifestar su apoyo a los docentes hubo estudiantes, sindicalistas, académicos y familiares de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa. Reiteraron la demanda de que cese todo acto represivo contra los movimientos sociales y demandaron que se retome el diálogo como única vía de solución a los conflictos que aquejan al país.

Otros manifestantes no participaron en el mitin, pero también expresaron su opinión. Una maestra jubilada dijo que le duele la represión que han sufrido los maestros.

Max, estudiante de física en la Facultad de Ciencias de la UNAM, decidió marchar con los profesores porque él y sus compañeros observanuna creciente tendencia al autoritarismo y a la represión en el país. Y un grupo de integrantes del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria se unió, porque consideraron que si dejamos solos a los maestros, no van a ser escuchados. El peor agravio que les han hecho es la represión y que se les niegue el diálogo.

Antes de concluir el mitin, los dirigentes de la CNTE señalaron que ésta no fue una marcha de apoyo al magisterio, sino de articulación de diversos sectores sociales en la lucha por la defensa de la educación pública.

Adelfo Alejandro, líder de los maestros chiapanecos, aseguró quedimos una muestra de civilidad, no caímos en ninguna provocación, y confió que en el futuro maestros, estudiantes, intelectuales y padres de familia nos organizaremos para recuperar esa plaza que también es nuestra.

Consideró que poco a poco se ha ido comprendiendo los motivos sus protestas y hoy nuestra lucha se ha convertido en la lucha de todo un pueblo.

Por su parte, el secretario de seguridad pública capitalina, Hiram Almeida, informó que la movilizaciónfinalizó con saldo blanco, respetamos la libre expresión sin que se lesiones intereses ciudadanos señaló.





Fuente: La Jornada
Autores: Arturo Sánchez y Laura Poy Solano
http://www.jornada.unam.mx/2016/06/18/politica/005n1pol