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jueves, 16 de junio de 2016

Ejido Tijeritas, el destino final de los normalistas, según líder delictivo; PGR insiste en Cocula

El 17 de septiembre de 2015, horas después de haber sido capturado, Gildardo López Astudillo, alias El Gil –a quien la PGR identifica como líder del cártel Guerreros Unidos–, informó a las autoridades que al menos una parte de los normalistas secuestrados el 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, fueron trasladados al ejido “Tijeritas”, por sicarios a su mando, apoyados por personal de la Dirección de Protección Civil de Iguala, y ahí los asesinaron.

Aún así, la nueva versión oficial de los hechos, presentada por la Procuraduría General de la República el pasado 8 de junio, insiste en que los 43 normalistas raptados en Iguala fueron asesinados e incinerados en Cocula.
Tal como consta en la declaración ministerial rendida por Gildardo López Astudillo, “Víctor Hugo Benítez (alias El Tilo, presunto sicario), con la ayuda de El Chino, de Protección Civil (…) se los llevaron (a los normalistas) rumbo al poblado de Tijeritas, que está rumbo a Taxco”, es decir, en sentido inverso a Cocula.

En la comunidad de Tijeritas, informó el presunto autor intelectual de la desaparición de los 43 normalistas, el grupo Guerreros Unidos tenía un rancho, operado por El Tilo.

Según López Astudillo, “(El Tilo) me ha dicho que a él le gusta hacer las cosas bien, que a la gente que agarra la ‘cocina’ (disolver en ácido), y que se hacen agua, por lo que ese pudo haber sido el destino que le dio a los estudiantes que se llevó” a Tijeritas.

Un mes y medio después de que Gildardo López Astudillo fuera detenido y revelara la información sobre Tijeritas, el 30 de noviembre de 2015, las autoridades federales dieron a conocer que en ese lugar fueron encontrados 11 cadáveres en fosas clandestinas, seis de los cuales portaban uniformes de la Policía Municipal de Iguala.

Sin embargo, luego de esa búsqueda, las autoridades no volvieron a realizar ningún rastreo en Tijeritas, debido a que “en realidad no fueron las autoridades las que hicieron la búsqueda en esa zona, sino nosotros”, denunció Mario Vergara, integrante del colectivo ciudadano conocido como Los Otros Desaparecidos, una brigada de búsqueda de fosas clandestinas, integrada por familiares de personas desaparecidas en Guerrero.

“La verdad es que ni la PGR, ni la Policía Federal han acudido jamás a Tijeritas para realizar búsquedas –explicó Mario, quien busca a su hermano Tomás, desaparecido en Huitzuco en 2012–, ese lugar lo identificamos nosotros como un posible sitio donde el crimen ocultó los cuerpos de sus víctimas, yo te voy a contar la historia de ese lugar…”

Tijeritas

“Todo lo que nosotros, el grupo de Los Otros Desaparecidos, hemos encontrado (más de 120 cadáveres en fosas clandestinas en el norte de Guerrero), ha sido gracias a avisos anónimos. Y tenemos muchos lugares mencionados, que todavía no hemos recorrido… Pero también hay en el grupo compañeros que a veces salen a hacer sus búsquedas solitarias, recorren los lugares en donde la gente les menciona que hay que buscar, y si los compañeros encuentran algo raro, ya entonces lo reportan al grupo.”

Entre esos buscadores solitarios, explica Mario Vergara, “está el señor Lupe, don Lupe, que empezó a recorrer las tierras de Tijeritas, que es una zona a las afueras de Iguala, monte básicamente… El señor Lupe recorrió esa zona durante varios meses, porque cuando tú conoces Tijeritas, te das cuenta de que es una zona de kilómetros y kilómetros de extensión”.

“Él empezó a caminar y caminar y caminar, hasta que encontró algo raro, y entonces llevó al grupo para allá, no para revisar toda la extensión de Tijeritas, sino sólo el punto en donde él detectó fosas. Y sí, ahí encontramos 11 cuerpos, en varias fosas”.

De hecho, explica Mario Vergara, en ese lugar el grupo Los Otros Desaparecidos encontró la que ha sido la fosa con más cuerpos detectada por ellos, y ellas, hasta la fecha.

“Es la fosa más grande que ha encontrado nuestro grupo, con siete cuerpos, de los cuales seis tenían uniforme de la Policía Municipal de Iguala, y uno más vestido de civil.”

Esos son los cuerpos cuyo hallazgo fue reportado en noviembre de 2015, semanas después de que El Gil señalara este punto como “destino” de un grupo de normalistas raptado en Iguala.

Sin embargo, tal como revela Mario Vergara, la búsqueda en esa zona, y las fosas localizadas, no fueron producto de las declaraciones del presunto líder de Guerreros Unidos, o de rastreos de las autoridades, sino de una iniciativa civil.



La búsqueda oficial

El 19 de septiembre de 2015, es decir, 48 horas después de la captura de Gildardo López Astudillo, algunos medios mexicanos difundieron la versión de que éste había admitido ser quien dio la orden de asesinar a los normalistas de Ayotzinapa.

Tales versiones de prensa, sin embargo, eran falsas. Gildardo López Astudillo, de hecho, negó claramente en su declaración ministerial haber ordenado o participado directamente en el ataque y asesinato de los estudiantes.

Sin embargo, lo que sí hizo fue narrar los hechos, tal como a él mismo se los habían reportado, en tiempo real, los presuntos sicarios de Guerreros Unidos.

Según su declaración, luego de que los normalistas fueron raptados en Iguala, a “una parte de ellos se los llevaron las patrullas de Iguala, por instrucción de Francisco Salgado Valladares (subdirector de la policía de Iguala); otra parte (de los normalistas) se los llevaron las patrullas de Cocula, por instrucción de César Nava (subridrector de la policía de Cocula)”.

Y continúa: “Los estudiantes que se llevaron las patrullas tanto de Iguala y de Cocula, efectivamente se los entregaron a Felipe Salgado, alias El Terco, en el punto conocido como Loma del Coyote”.

Según Gildardo López Astudillo, ese grupo de normalistas trasladados en patrullas y entregados a El Terco, fue llevado al basurero de Cocula, donde los sicarios encargados de ejecutarlos recibieron instrucciones “para que no quedaran evidencias”.

En tanto que otro grupo de normalistas fue entregado al presunto sicario conocido como El Tilo, y “se los llevaron rumbo al poblado de Tijeritas, que está rumbo a Taxco, que es donde tiene un rancho El Tilo”, lugar en el cual disolvían a sus víctimas en ácido.

Al abordar la declaración del El Gil, sin embargo, la PGR sólo señala en su “Informe del Caso Iguala” que una “parte” de los alumnos “se la llevó el indiciado 18” (El Tilo) hacia un rancho que “fue objeto de cateo por esta autoridad desde el inicio de la investigación, como parte de las pesquisas inherentes, sin obtener resultados”.

De hecho, según el informe de la PGR, en esta zona sólo se encontraron dos “anomalías” en el suelo, las cuales fueron investigadas “dando resultado negativo, descartando la presencia de restos humanos en la zona”.

Una semana después, el grupo ciudadano Los Otros Desaparecidos dio a conocer el hallazgo de fosas con 11 cuerpos en esa región.

–¿Luego de que ustedes hallaran estas fosas, y de que las autoridades recuperaron esos 11 cuerpos, la PGR permaneció en la zona, para continuar la búsqueda de fosas en toda la extensión de Tijeritas? –se pregunta al buscador Mario Vergara.

–No –responde–, ellos estuvieron yendo en noviembre de 2015 a la zona que nosotros les señalamos, pero Tijeritas es un área de kilómetros y kilómetros de extensión, y los peritos de la PGR nomás estuvieron revisando una zona de algunos metros, donde nosotros encontramos las fosas, y luego ya no hicieron nada en el resto de la zona.

–¿Cuál es tu opinión, como buscador de fosas, sobre los rastreos realizados en Iguala por las autoridades?

–Ninguna de las unidades de búsqueda de la PGR, ya sea de la Unidad de Personas Desaparecidas, de la Fiscalía contra la Trata, de la Subprocuraduría contra la Delincuencia Organizada, ninguna realiza búsquedas serias. Lo que ellos saben hacer son simulaciones de búsqueda: van a un lugar con gente que no conoce el campo, que no sabe lo que busca, que no sabe cómo se ve un hueso, cómo se ve una fosa. Llegan al lugar a caminar, nada más, como en un día de campo.

“Por ejemplo –prosigue–: este domingo fuimos a Mezcala, a una zona en donde las autoridades supuestamente ya habían buscado. Y nosotros encontramos huesos tirados justo ahí donde supuestamente ya habían trabajado las autoridades. Llegamos nosotros y empezamos a trepar el cerro, con nuestro dolor, con nuestra rabia, con nuestra experiencia, y encontramos costillas, clavículas, vértebras, pedazos de otros huesos. La PGR se quedó recogiendo todos esos huesos. Pero no los encontró la PGR, los encontramos nosotros. La PGR sólo recoge los cuerpos que nosotros señalamos, y sólo excava las fosas que nosotros encontramos. Por sí misma, no hace nada.