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martes, 31 de mayo de 2016

El trabajo y la domesticación del sistema

De. Manuel Sánchez

Dentro de la sociedad, existen los domesticados y domesticadores; estos domesticados se dividen en dos clases: los que trabajan por gusto a su trabajo y los que trabajan para obtener un salario.

Aquellos a quienes aparentemente les gusta su trabajo, deben entonces entender y aceptar que no importa el fin de su trabajo, sino su realización; no importa el 'producto', sino la labor realizada para terminar dicho 'producto'. Al aceptar que su trabajo lo realizan por gusto, este se convierte entonces en lo más importante para su vida, en su sentido de existencia, y esto es así debido al sistema capitalista, ya que intrínsecamente este sistema pone al trabajo como lo más 'sagrado'. Sin embargo, esa idea de 'gusto' por su trabajo es tremendamente falsa, el domesticado ha sido entrenado para desarrollar ese gusto, su mente ha sido expuesta a una infinidad de signos provenientes del sistema, los cuales han arrojado significados que han ido condicionando el gusto de tal individuo.

El domesticado a quien no le gusta su trabajo y sólo lo realiza para obtener un fin, entiende que no importa lo que realiza sino el producto de ello, el cual forzosamente es el salrio; el entrenamiento que recibió este domesticado, fue basado en su exposición a signos que le construyeran necesidades de consumo, esto no quiere decir que el otro tipo de domesticado no las tenga, sino que el interés 'sagrado' de este segundo tipo de domesticado, es obtener dinero para consumir, mientras que el primero consume como un premio a su trabajo, siendo el trabajo mismo su interés más 'sagrado'.

Ambos tipos de domesticados trabajan para mantener el sistema, el trabajo en sí no tiene ningún valor, no dignifica, no honra, es absurdo; su importancia es otorgada de acuerdo al sistema regente, y, trabajar en el sistema capitalista es aceptar la esclavitud, es someterse como domesticado o domesticador -el domesticador trabaja domesticando a los individuos, a través de la construcción y el mantenimiento de subsistemas que conforman la totalidad del sistema-.

La clase política promete soluciones para ambos tipos de domesticados, soluciones falsas obviamente, útiles sólo para ganar votos y mantener el contrato social vigente y con eso su dominio sobre los gobernados; estas falsas soluciones son la promesa de 'mejores' trabajos y mejores salarios; el domesticado cae como si estuviera enamorado de quien promete esto ya que ve una oportunidad de satisfacer o bien su falso gusto por su trabajo o bien sus necesidades de consumo con un salario más alto; así mismo, los domesticados enaltecen al burgues quien a través de su empresa, 'amablemente' y de forma 'filantrópica' y 'altruista', le da a los domesticados el preciado trabajo.


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