Nelly Concepción Soto Mijangos, la estudiante que denunció violencia sexual contra el rector de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) en 2022, se convirtió en el rostro de la lucha estudiantil que busca justicia ante los casos de violencia de género que ocurren dentro de la institución, pero lo que resulta alarmante es que 3 casos de feminicidio acontecidos en el recinto le preceden, así como uno de violencia sexual, todos ocurridos contra alumnas.
A raíz del caso de Nelly, la colectiva Las Circasianas realizaron una petición en Change.org para que la universidad haga público los protocolos y la ruta a seguir en torno a la prevención, atención y erradicación de la violencia de género; así como dar seguimiento a las denuncias de las estudiantes donde manifestaron haber sido víctimas de acoso, abuso, violencia sexual y vejaciones por parte de docentes, trabajadores, compañeros estudiantes e incluso egresados. No obstante, dicha información permanece privada.
La Universidad Autónoma Chapingo (UACh) es reconocida por ser de los pocos centros educativos en México que se dedica a la enseñanza e investigación en las ciencias agrónomas y ambientales, enfocadas en el desarrollo del medio rural. Su oferta educativa se extiende a los niveles educativos de la preparatoria, licenciatura y posgrado en sus diferentes instalaciones repartidas en Durango, Tabasco, Zacatecas, Veracruz, Oaxaca, Yucatán, Guerrero, y estado de México.
En los dormitorios de mujeres de la UACh, Zuly Shanty Cruz Mendoza fue asesinada con un arma de fuego en el 2004. A sus 18 años era estudiante del segundo año de semestre de la carrera de Ingeniería Forestal Industrial y tenía 7 meses de embarazo. De acuerdo por la entonces Procuraduría de Justicia ubicada en Texcoco, Estado de México, sería el joven Cristian N., quien llevó a cabo el feminicidio por hacer público que él era el padre del bebé que esperaba.
Zuly era originaria de Ocotlán, ubicado en el estado de Morelos. Al contar con una beca, vivía en las instalaciones de la universidad. Asimismo, estudiantes de la universidad denunciaron que no era la primera agresión en contra de una mujer dentro de los dormitorios de la UACh.
A pesar de más de 10 años sin justicia, se sabe poco de la muerte de la estudiante Minerva Pacheco Ramón cuyo cuerpo fue hallado el 30 de octubre de 2014 en la zona de los campos de futbol dentro de la UACh. Se sabe que tenía 21 años de edad cuando fue asesinada y cursaba el sexto año de la carrera de Ingeniería de Recursos Naturales Renovables; sin embargo, se atribuyó que su muerte fue un suicidio debido a que había sido dada de baja, sin investigar a fondo el escenario en que ocurrió.
Reportes de prensa, en 2016 informaron sobre el caso de otra estudiante, cuya identidad permanece oculta, dio su testimonio sobre la violencia sexual que sufrió durante la noche del Baile de la Quema de ese año. Para ese momento, se encontraba de regreso al internado de Chapingo cruzó las canchas de la colonia El Cooperativo, frente a las instalaciones de la UACh.
Para el cruce usó un puente peatonal que conecta la colonia con la universidad y ahí ocurrió el acto de violencia sexual. La entonces alumna, decidió no denunciar penalmente por miedo, ya que los sujetos le advirtieron que eran estudiantes de la universidad, aunque por sus características la joven concluyó que en realidad se trataban de trabajadores.
El lunes 23 de diciembre de 2019, fue encontrado el cuerpo de la estudiante Nazaret Bautista Lara de 15 años de edad, después de haber sido reportada como desaparecida cuatro días atrás. Sus compañeras de cuarto, con quienes compartía el dormitorio número 8, notaron su ausencia y la denunciaron ante las autoridades escolares; sin embargo, no se le buscó hasta el día siguiente.
La joven era originaria del estado de Hidalgo y tras ser aceptada en la institución abandonó su hogar para viajar a Texcoco, estado de México, e iniciar el primer semestre de la preparatoria gracias a la beca interna que le permitió adquirir derechos de estudio y estancia para mudarse a las instalaciones de la UACh.
Dentro de las investigaciones se reveló que la última vez que alguien la vio con vida fue en la cafetería La Meche, la cual se ubica dentro de las instalaciones de la UACh. Ahí se vio con uno de sus amigos, quien mencionó a las autoridades que estuvo con ella entre las 3 y 5 de la tarde, posteriormente, ambos se despidieron y el supuesto amigo salió de las instalaciones al no tener acceso a los internados de la institución, se le vio irse a través de las cámaras de seguridad.
Después de no tener noticias sobre la estudiante, la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, emitió una alerta Amber y Alba ante su desaparición y hasta el 23 de diciembre pudieron entrar a las instalaciones en donde la hallaron dentro de un contenedor de agua pluvial que se usa para regar los campos experimentales de la UACh.
Tras su feminicidio, el entonces rector José Solís Ramírez reveló a la comunidad estudiantil que el caso sería investigado como tal. Tres días después, las instalaciones se llenaron de carteles y reclamos de las y los estudiantes en donde denunciaron el acoso, la violencia y los asesinatos que se dan dentro de la UACh y demandaron el esclarecimiento de la muerte de Nazaret.
Para el 29 de diciembre, el entonces fiscal Alejandro Gómez Sánchez del Estado de México, anunció en sus redes sociales que el Ministerio Público Especializado en Adolescentes llevó ante un juez los elementos para que se ordenara la detención del adolescente menor de 15 años quien fue llevado al Centro de Internamiento para Adolescentes Quinta del Bosque, en el municipio de Zinacantepec.
Si bien el feminicidio de Nazaret puso en la mira a la UACh, fue el caso de Nelly Concepción Soto Mijangos el que terminó por evidenciar las fallas en cuanto a la seguridad de las estudiantes, sobre todo porque la violencia sexual que sufrió provino de una persona con poder y quien dirige la institución: Ángel N. rector de la universidad (del 6 de abril de 2023 al 5 de abril de 2027).
Fue en septiembre de 2023 que la estudiante se animó a denunciar con pruebas ante la Fiscalía Central para la Atención de Delitos Vinculados a la Violencia de Género (FCADVVG). No obstante, hasta enero de 2024 se giró una orden de aprehensión en contra de su presunto agresor, pero las autoridades encontraron al rector atrincherado en su oficina y las autoridades ministeriales no lograron detenerlo, ya que trabajadores y colaboradores impidieron el acceso de la policía dado el carácter autónomo de la institución.
Unos días después se llevó a cabo el segundo intento de detención después de que las Fiscalía General de Justicia del Estado de México consiguieran una orden de cateo para que oficiales puedan entrar a las instalaciones de la Universidad. No obstante, se filtró la orden de aprehensión dificultando el arresto del rector, además de que el funcionario consiguió un amparo para poder evitar su detención.
Con un grupo de cerca de 50 agentes de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), las autoridades entraron a la universidad mediante una orden de cateo; sin embargo, no fue encontrado, por lo que se le consideró prófugo de la justicia. Posteriormente se dio a conocer que Ángel N. buscó interponer una queja ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y solicitó un permiso de 4 meses para ausentarse de su cargo como rector.
Anteriormente, el 17 de julio de 2025 se llevó a cabo el inicio del juicio oral en los juzgados anexos al Penal Molino de Flores, en Texcoco, estado de México. En ese espacio, los peritos explicaron su metodología y detallaron cómo elaboraron los dictámenes psicológicos, de violencia de género, antropológicos, médicos y criminológicos, los cuales resultaron fundamentales para sustentar la denuncia de Nelly. En respuesta, la defensa legal de Ángel “N” intentó descalificar el trabajo pericial y su marco interpretativo, sin éxito.
El desarrollo del juicio fue favorable para la estudiante. Su equipo jurídico logró objetar, con fundamentos, las inconsistencias en los planteamientos de la defensa, mientras que el juez mantuvo una postura imparcial, de acuerdo con los testimonios recogidos. No obstante, el caso aún no termina para la estudiante, quien ya ha sufrido repercusiones por parte de la institución y de sus compañeros por denunciar.
Las cifras
De acuerdo con su informe «Estadísticas de Bolsillo 2024», de la Universidad Autónoma de Chapingo señala que durante 2023 había 4 mil 529 mujeres (47%) matriculadas en esa universidad en comparación con los 5 mil 96 hombres inscritos (53%). Asimismo, cuentan con mil 125 trabajadoras (40%), mil 669 trabajadores (60%), 270 profesoras (33%) y 888 profesores (77%). Y pese a que las mujeres van ganando terreno en los espacios estudiantiles, académicos y administrativos; la institución continua sin proporcionar medidas de seguridad para ellas.
Alrededor de 2 mil 127 estudiantes son indígenas (22%), de los cuales mil 58 son mujeres (49.7%) frente a mil 69 de los hombres (50.8%). Entre las lenguas indígenas de las y los estudiantes de Chapingo son náhuatl, zapoteco, mixteco, totonaco, mixe, otomí, mazateco, mazahua, tseltal, chinanteco, tlapaneco, tsotsil y ch ́ol.
Al venir desde otros estados de la república, es común que soliciten becas que les permitan adquirir derechos de estancia. Según muestra el informe de la UACh, durante 2023 se emitieron 7 mil 911 becas que fueron repartidas entre el 48% de las mujeres y el 52% de los hombres, siendo el 82% de toda la planilla estudiantil cuenta con una beca y estas pueden dividirse entre becas completas, internas y externas.
El estar lejos de casa en un territorio desconocido y sin la cercanía de la familia es un escenario que permite muchos de los casos de violencia de género contra las estudiantes, sobre todo aquellas que provienen de comunidades indígenas y quienes se niegan a denunciar ante el miedo y la desprotección de la universidad.
AUTOR: WENDY RAYÓN GARAY.
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