Durante la Brigada Regional de Búsqueda en el Ajusco, en la CDMX, mujeres y hombres buscadores coincidieron en que cada día hay más reportes de desapariciones y cada día los colectivos son más y mas grandes y consideraron negligente e insensible si se busca negar esa realidad.
La 5a Brigada Regional de Búsqueda de personas desaparecidas terminó este viernes 2 de mayo en el Ajusco, al sur de la Ciudad de México, con un saldo de seis restos óseos humanos encontrados en cinco días.
No son, desde luego, ni los únicos restos humanos descubiertos en la zona, ni los primeros que se encuentran en la capital mexicana: ya el año pasado, durante las jornadas de búsqueda de la joven Pamela Gallardo, desaparecida en la zona en 2017, se encontraron también restos humanos calcinados en esta zona boscosa, mientras que en febrero pasado se realizaron nuevas búsquedas en el cerro del Guerrero, en la alcaldía Gustavo A Madero, ya colindando con el Estado de México y a un par de kilómetros de la concurrida Villa de Guadalupe, donde previamente se habían hallado cientos de restos humanos.
Omar Tapia, voluntario y activista de Eje de Iglesias, explicó en entrevista que entre los seis restos óseos encontrados entre el lunes y el martes pasado en esta Brigada Regional en el Ajusco hay dientes molares, por lo que la probabilidad de que sean humanos es “muy alta”, aunque aún tendrán que ser analizados por los servicios forenses de la Fiscalía capitalina, para luego tratar de identificarlos genéticamente y ver si coinciden con los de algunas de las personas reportadas como desaparecidas.
La zona del recorrido es un terreno de muy difícil acceso, para hacer la inspección, la brigada se dividió en cuatro equipos que peinaron con palas, rastrillos, varillas y machetes un terreno de aproximadamente un kilómetro cerro arriba repleto de pronunciados desniveles y de fauna y flora salvaje.
“Se eligió hacer la búsqueda en este lugar, en el Ajusco, porque aquí años atrás ya se hicieron búsquedas y se encontraron puntos con hallazgos de restos humanos, además de que ha habido mucha información de desapariciones en la zona”, agregó el activista.
En efecto, en las calles de las colonias cercanas a la zona boscosa del Ajusco, donde hay cabañas turísticas y juegos de ‘gotcha’, pueden apreciarse numerosas fichas pegadas en las paradas de autobuses, así como lonas desplegadas en las paredes de las viviendas, con los rostros de mujeres jóvenes desaparecidas y también de hombres jóvenes.
Uno de esos jóvenes que aparecen en las lonas es Olín Hernando Vargas Ojeda, de apenas 24 años, y estudiante de Ingeniería en la UNAM. Su padre, Hernando Vargas, contó al finalizar la jornada de búsqueda que su hijo fue secuestrado el 27 de noviembre del año pasado.
“Nos pedían 6 millones de pesos para su liberación”, contó.
Sin embargo, luego de dos mensajes de texto con amenazas para que la familia pagara el rescate y después de que hallaron abandonada la camioneta del joven sobre una carretera en Valle de Tezontle, en el Ajusco, con restos de sangre y de la playera del muchacho, los captores no se volvieron a comunicar y a la fecha no se sabe nada del paradero del estudiante. De ahí que que sus padres, desesperados, se unieron a esta búsqueda en la que participaron colectivos como Luz en el Camino, Uniendo Esperanzas y Hasta Encontrarles.
“Esta es de las primeras búsquedas que hacemos, y la verdad es que no queremos encontrar nada, porque nosotros lo que queremos es encontrar a nuestro hijo con vida. Esa es nuestra gran esperanza”, subrayó el señor Hernando, que describió a su hijo como “un chico tranquilo, de casa, buen estudiante, y que no tiene problemas con nadie ni enemigos”.
“Cada día los colectivos de búsqueda son más y más grandes”
La jornada de búsqueda inició a las 10 de la mañana.
Previo al arranque, los colectivos, voluntarios y voluntarias, así como el personal que acompaña a la Brigada –Comisión local de búsqueda, Guardia Nacional, Ejército, Zorros de la Secretaría de Seguridad de la ciudad, Bomberos, etcétera—se reunieron en un punto en la entrada del bosque para hacer una oración que concluyó con la plegaria: “Tu luz Señor, nos hacer ver la luz. Envíanos tu luz y tu verdad, y que ella nos guíe en esta búsqueda de seres queridos que ya queremos que regresen a casa”.
Posteriormente, los equipos se desplegaron por el cerro. La señora doña Inés Enriqueta Lázaro, de 68 años, caminaba con dificultad por el terreno minado con piedras y nopaleras de afiladas espinas buscando pistas de su hijo Francisco Sandoval Lázaro, desaparecido el 26 de abril de 2018 cuando se dirigía a su negocio de playeras de futbol en el Estadio Azteca. Tenía 26 años al momento de desaparecer, y también se dedicaba a la albañilería.
“Llevo ya 7 años sin ninguna pista. Tampoco ha habido apoyo de las autoridades; las búsquedas las hemos hecho nosotros, como familias”, contó la señora que, a sus casi 70 años, aseguró que no siente el cansancio a pesar de lo difícil del terreno.
“Todas venimos aquí con la esperanza de encontrarlos como sea. Las mamás buscadoras no sentimos el cansancio de la edad, ni el frío, ni el calor. Solo el afán y la esperanza de saber dónde están nuestros seres queridos”, comentó, al tiempo que no dejaba de clavar una delgada varilla de hierro sobre los montículos de piedras y tierra suelta que se iba encontrando en el camino.
Guadalupe es hermana de Francisco Sandoval; ella acompaña a su madre.
“Yo me identifico mucho con mi hermano. Él es una persona muy social. Se preocupaba mucho por nosotras, sobre todo por mi mamá, que ya está mayor. Es muy triste lo que le sucedió. No es un muchacho malo. Todos en la colonia lo conocían. No tenía enemigos; al contrario, era muy amigable. No entendemos qué sucedió. Necesitamos respuestas”, comentó Guadalupe que, como el resto de las personas integrantes de la Brigada, no dejó durante al menos 3 horas de cortar maleza y rastrear la tierra en busca de esas respuestas.
La Quinta Brigada Regional en el Ajusco terminó aproximadamente a las 3 de la tarde. En el último día, solo se hallaron restos de ropa y algunos zapatos, que no fueron identificados por los familiares como que pudieran haber pertenecido a sus seres queridos desaparecidos.
El activista Omar Tapia dijo que, por el momento, no hay programada una nueva búsqueda, aunque es muy probable que regresen a esta zona del Ajusco a seguir peinando el cerro en busca de nuevos hallazgos y pistas, aunque los reportes de lugares donde hay desapariciones y posibles focos rojos de hallazgos cada vez son más en la capital del país, a pesar del discurso de las autoridades que niegan que haya un problema de desapariciones en la ciudad.
“Uno, cuando ve a las familias, los hallazgos, no queda duda de que hay desapariciones en la Ciudad de México. Sería negligente e insensible negar esa realidad; cada día hay más reportes de desapariciones, y cada día los colectivos son más y mas grandes porque cada vez, tristemente, hay más desaparecidos”, finalizó Tapia.
FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: MANU URESTE.
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