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» » » » » Tras años de violencia, esta región fronteriza de Chiapas comienza a recobrar la paz, pero desplazados se niegan a volver

El turismo comienza a regresar a Lagos de Colón, Chiapas, en la frontera con Guatemala, después de años de violencia. Sin embargo, muchas familias desplazadas del vecino poblado de Chamic, en Frontera Comalapa, aún no encuentran condiciones de seguridad para regresar a su comunidad.

Los estanques de mojarras ya recobraron vida en los comedores de Lagos de Colón, municipio de La Trinitaria, Chiapas. “Apagamos el agua que los alimenta porque los turistas dejaron de llegar. La inseguridad trajo años de miedo y de crisis económica”, dice el propietario de un restaurante.

Los habitantes del ejido Cristóbal Colón sienten que por fin pueden tener un respiro, aunque algunos no creen en la estabilidad de la pacificación que el gobierno presume.

“¿Si de verdad, como dice el gobierno, se puede haber ido toda la gente armada? Mmhh, no sé. Tampoco sé más adelante cómo se vaya a poner la situación”, dice una mujer encargada de la limpieza de los baños del centro ecoturístico, que contempla un sistema de cuerpos de agua cristalinos rodeado por el sitio arqueológico del Lagartero. En 1995, los ejidatarios fundaron este proyecto que gestionan de forma comunitaria, donde el turismo de masa nunca ha llegado, y al que normalmente acuden visitantes locales.

Los visitantes dejaron de ir a Lagos de Colón en 2020 por la pandemia, que empujó a sus habitantes a retomar el trabajo en las milpas. Un año después pasó algo todavía peor: empezaron los enfrentamientos entre organizaciones criminales, que en esta región fronteriza con Guatemala eran frecuentes y a plena luz del día, con explosivos, quema de vehículos y drones artillados. Fue así que los chiapanecos dejaron a regañadientes de llegar a este destino, entre sus favoritos para pasar los fines de semana.

Vivir en la frontera de Chiapas con Guatemala

Lagos de Colón se encuentra a un puñado de kilómetros de Guatemala y es considerado por los pobladores de la región como un lugar especialmente delicado , pues los enfrentamientos entre organizaciones criminales han sido más duros justo a lo largo de la línea fronteriza. Los pocos visitantes que se aventuraron después de julio de 2021, cuando se intensificó el conflicto entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación, encontraron a civiles armados patrullando la zona o instalando retenes en la entrada. Además, cuatro hombres han desaparecido en la carretera que lleva al sitio turístico. De esto los pobladores de Lagos de Colón prefieren no hablar. “La gente no habla porque está aterrorizada, siendo que los delincuentes siguen allí”, dice un activista local.

“Yo dejé de ir a Lagos de Colón, me daba miedo”, dice la propietaria de un comedor ubicado en el crucero de Chamic, desde donde parte el desvío hacia el balneario, sobre la carretera federal 190 que conecta Comitán con la frontera con Guatemala.

La mujer baraja las cartas mientras una bocina parpadea una cumbia a todo volumen. De vez en cuando habla de la seguridad que le infunden los patrullajes del cuerpo de élite llamado Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP), lanzado en diciembre de 2024 por el gobernador Eduardo Ramírez, y de cómo han permitido que se normalizara la vida cotidiana para los habitantes de la región. De hecho, frente a ella corre la vida fronteriza que durante años se congeló: los vehículos van y vienen de Guatemala, algunos traileros paran para comer o cargar gasolina, las combis salen todo el tiempo. Un chofer asegura que “aquí siempre fue muy tranquilo”, pero los hoyos de balas en los muros cuentan una historia distinta: han sido varias las batallas en Chamic, poblado de Frontera Comalapa, uno de los municipios chiapanecos más afectados por la disputa entre cárteles.

Violencia y control sobre la vida cotidiana en zona fronteriza de Chiapas

Es difícil contabilizar el número exacto de las personas que tuvieron que abandonar sus casas en la región fronteriza de Chiapas, pero se calcula que en el municipio de Frontera Comalapa en tan sólo 5 días de mayo de 2023 fueron unas 4 mil.

El crimen organizado ha ejercido un control total sobre la vida cotidiana de los habitantes, de acuerdo con el informe “Asedio a la vida cotidiana, terror para el control del territorio y graves violaciones a los derechos humanos”, redactado por la Red Todos los Derechos para Todos, Todas y Todes. Los grupos criminales han ocupado casas y ranchos, impuesto toques de queda, cobrado derecho de piso incluso a quienes venden sus cosechas en un pequeño espacio del mercado, y han llegado a controlar hasta las fiestas familiares y los eventos comunitarios.

Una “pacificación” repentina en Chiapas

Una forma de control de los cárteles hacia la población ha sido obligarlos a trabajar para ellos o forzarlos a participar en marchas o bloqueos, sirviéndose de los comisariados ejidales como mediadores. “Estos grupos se aprovecharon de las formas organizativas de las comunidades para disponer de un ejército gratis, al que no hay que darle sueldo ni comida”, dice una pobladora. 

Estos bloqueos, sobre todo en la carretera federal 190, eran frecuentes y afectaban mucho a la población y a su economía. La situación cambió en diciembre de 2024, tras la toma de protesta de Eduardo Ramírez: de repente los bloqueos dejaron de aparecer, los enfrentamientos abrieron espacio a la calma.

“Creo que el gobierno llegó a un acuerdo con los grupos criminales, es la única explicación posible de esta repentina pacificación”, dice una pobladora de Frontera Comalapa que vive desplazada. “Cuando entraron a Comalapa la gente tenía miedo a que hubiera balaceras, pero no hubo. ¿Cómo es posible que los grupos criminales no se resistieron? Creo que sabían que las fuerzas de seguridad iban a entrar, de hecho, los meros meros se fueron antes. Muchos pobladores están contentos de esta supuesta paz, pero se trata sólo de un reacomodo: los criminales y el ambiente de vigilancia permanente siguen”.


Operativos en Frontera Comalapa, Chiapas

El primer operativo de la era de Eduardo Ramírez en Frontera Comalapa se lanzó el 3 de enero de 2025. Este día, el presidente municipal interino de Frontera Comalapa, José Antonio Villatoro Herrera, posteó una foto con un mando de la FRIP. “Hoy quiero agradecer a nuestro gobernador por este plan estratégico de seguridad para el estado de Chiapas. Quiero decirle, señor gobernador, que aquí en el municipio cuenta con un aliado”, dijo Villatoro en entrevista con un medio local.

Sin embargo, poco después, las fuerzas de seguridad lo detuvieron por su presunta relación con el crimen organizado. Villatoro había asumido su cargo tras la desaparición, el 3 de septiembre de 2024, del alcalde electo Aníbal Robrero Castillo, secuestrado mientras viajaba en carro cerca de Tuxtla Gutiérrez. 

La historia reciente de la presidencia de este municipio es muy atormentada y no fueron los únicos alcaldes en haber sido desaparecidos: en 2021, a causa de la inseguridad, no se celebraron las elecciones y el Congreso del estado nombró un Consejo Municipal. Luego, en diciembre de 2023, desapareció el ex edil de Frontera Comalapa, Irán Mérida Matamoros, que reapareció cuatro meses después en una video-entrevista con un grupo criminal. Mérida Matamoros nunca regresó a su casa. Poco antes, había sido secuestrado otro político de Frontera Comalapa: Rey David Gutiérrez Vázquez, aspirante a presidente municipal.

Desplazados de Chiapas son presionados para regresar, pero les quieren aplicar multas

El gobernador Eduardo Ramírez dio el “chapuzón de reapertura” de Lagos de Colón el 1 de febrero de 2025. Se lanzó a las cascadas para demostrar a los chiapanecos que ya era posible hacerlo. “El gobernador es de Comitán y viene desde que tiene 6 años, dice que aquí aprendió a nadar”, afirma la propietaria de una tienda de Lagos de Colón. Sus ojos brillan cuando relata los pormenores de aquel día, que según los ejidatarios marcó el regreso del turismo al balneario.

Sin embargo, viajando por la carretera federal 190 y por el camino que lleva a Lagos de Colón, todavía se observa una gran cantidad de viviendas y negocios vacíos. Una pobladora que hace tres años se tuvo que desplazar de Chamic afirma que, tras la visita del gobernador en febrero, los comisariados de los ejidos de Frontera Comalapa están presionando a las familias desplazadas a que regresen y los amenazan con quitarles la tierra si no lo hacen.

“Quieren que se vea que hay paz, que ya no hay desplazados, pero nosotros no regresaremos, pues no hay condiciones de seguridad”, afirma la mujer, que está reconstruyendo su vida en un municipio cercano. De acuerdo con ella, las 44 comunidades de la zona de riego tomaron también el acuerdo de cobrar 50 mil pesos a las familias desplazadas que retornen, para cubrir el pago de las multas que acumularon durante el periodo de su ausencia, por no haber participado en los trabajos colectivos y en los turnos forzados en los bloqueos de la delincuencia organizada. 

A mediados de marzo, 52 familias de los ejidos Chamic y Joaquín Miguel Gutiérrez de Frontera Comalapa regresaron a sus ejidos, según el alcalde del colindante municipio de La Trinitaria. “Hablamos con las autoridades de las comunidades de origen y les pedimos que les permitieran regresar sin que les cobraran multas por haberse ido. Estamos coadyuvando a que más familias regresen a sus lugares de origen”, dijo.

Reparar el tejido comunitario en Chiapas

De acuerdo con la mujer desplazada, algunas comunidades decidieron no aplicar la multa, aunque algunos vecinos no están de acuerdo. “Lo más triste es que los mismos ejidatarios dicen: yo fui obligado a bloquear carreteras todo este tiempo y los que se desplazaron regresan y no pagan multa, como si nada. Esta reacción muestra que la presencia de estos criminales rompe lo comunitario, lacera el tejido social, crea desconfianza”.

Junto con sus vecinos, que también se desplazaron de Chamic, esta mujer está trabajando en la reparación del tejido comunitario. “Invitamos a la resistencia pacífica y cotidiana a través de la recuperación de los suelos y de la producción de nuestros alimentos”, dice. “Trabajamos la confianza y mantenemos vivos nuestros sueños, los necesitamos para no morirnos. Y si un día retornaremos será de manera colectiva y organizada, para que entre todos agarremos fuerza para sostener al grupo”.

*En este reportaje de Animal Político, los nombres de las y los pobladores entrevistados han sido omitidos para proteger su seguridad.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: REDACCIÓN.

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