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La narcocultura en un país de impunidad

En los narcocorridos, tan de moda en el regional mexicano manipulado por ese sector criminal, lo que impera es la narcocultura, el enviar una y otra vez el mensaje de ensalzar a los criminales, de presumir sus actividades ilícitas, de reconocerles la criminalidad y los actos delictivos que comenten produciendo, distribuyendo drogas en México y otros países.

En una de las muchas acepciones que se tienen sobre la definición de un narcoestado, la premisa es que existe una interacción entre autoridades y criminales en la cual imperan, o se basa en, actos de corrupción e impunidad; además que una parte de la sociedad también es cómplice sea de uno u otro bando, en el insano binomio Gobierno-narcotráfico, a partir de ser tolerante ante acciones criminales, aprovechando el dinero ilícito a partir de la oferta de productos y servicios a notorios delincuentes, o promoviendo actos que enaltecen la inseguridad, la violencia y la criminalidad.

México está en esa situación, independientemente que el tema en días recientes se politizó dado las declaraciones del Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, cuando refirió que en México los cárteles gobernaban, la realidad y salta a la vista, es que no es inexacta esa aseveración.

En indistintas zonas del país los cárteles de las drogas se alían con sectores de cualquiera de los tres órdenes de Gobierno mexicanos, empezando por las corporaciones policíacas, para delinquir en áreas que los gobiernos o los poderes del Estado están facultados para hacerlo. Es decir, siguen de manera impune y criminal el ejemplo de las autoridades para crear su contexto de inseguridad y violencia. Por ejemplo, mientras el Gobierno cobra impuestos por desarrollarse económicamente, poseer una propiedad o un comercio, los cárteles cobran piso por dejarles trabajar, y no quitarles sus negocios u hogares. Mientras el Poder Judicial administra la justicia, procesa y sentencia a quienes han cometido delitos, los cárteles asesinan a quienes les han traicionado, les han robado, les son incómodos, aplican su ley de sangre y plomo.

Esta condición de impunidad, corrupción, inseguridad y violencia, ciertamente no es una novedad, pero ahora corresponde al Gobierno en turno, en cualquiera de los tres órdenes, pero en el federal, a la Presidenta Claudia Sheinbaum, establecer las políticas públicas para combatirlo, contrarrestarlo y eliminarlo.

Sin embargo, al modo del sexenio pasado, se utiliza la política para desestimar los actos de alto impacto criminal y violencia. El terror del rancho Izaguirre se pretende minimizar alegando ataques pagados por los adversarios, ignorando la indignación y el horror que genera en la sociedad, marginando a los grupos ciudadanos de buscadores de desaparecidos, y minimizando con investigaciones amañadas lo que ahí sucedió. Les importa la retórica: no era un campo de exterminio suelen decir para polarizar la versión de que se trataba de una zona de adiestramiento criminal, como si el pretexto oficial fuese menos grave que la realidad videograbada por los buscadores que localizaron, por segunda vez, el rancho del crimen y la muerte.

Este contexto de impunidad, de corrupción, de negación oficial e institucional hacia lo que en México realmente sucede, que es un país víctima de la ley de plomo de los cárteles de la droga, lo cual acumula sumas de arriba de los 200 mil ejecutados en un periodo de casi seis años durante la Administración pasada, es peligrosamente proclive a la normalización de la violencia y la idolatría sobre los criminales.

Por estos días la agenda pública se ha visto contaminada por un concierto sucedido en Jalisco, y posteriormente en Michoacán, donde un grupo supuestamente del género regional mexicano enarboló la figura de uno de los narcotraficantes más corruptores, impunes y violentos de las últimas décadas, Nemesio Oceguera Cervantes, "El Mencho", líder criminal del Cártel Jalisco Nueva Generación.

En una presentación masiva del grupo Los Alegres del Barranco, proyectaron imágenes en sus enormes pantallas de entretenimiento, de la persona del "Mencho", al tiempo que le dedicaron lo que se conoce como un “narcocorrido”, titulado “El del Palenque”, un canto de alabanza al sanguinario capo que fue vitoreado por el público según se puede observar y escuchar en los múltiples videos sobre el momento compartidos en redes sociales.

A propósito de la oda al narco por parte de esa agrupación, se dividió la opinión pública, si dejarles honrar a un narcotraficante prófugo es libertad de expresión, o constituye apología del delito. La autoridad, impávida, no sabe cómo catalogar el hecho, y sólo pide, en la voz cada vez más apagada de la Presidenta, que se investigue, que no se repita, que no se tolere.

El punto es que lo hicieron, que les fue permitido exhibir en son de celebración a una de las personas más violentas, buscado por autoridades en el extranjero, y se supone también por las mexicanas, señalado de ordenar asesinatos, de trasegar droga, de producir enervantes químicos, de encabezar células criminales en la mayoría de los estados de la República, que matan, secuestran, desaparecen, cobran piso, extorsionan, corrompen policías.

En otra ocasión, otro cantante, Natanael Cano, hizo lo propio cuando dedicó alguna pieza de su repertorio a su padrino Nemesio Oceguera Cervantes, "El Mencho", ante los aplausos de su audiencia. El Grupo Firme, sinaloenses radicados en Tijuana, han debido suspender conciertos porque les amenazan públicamente que, de llevarlos a cabo, los matarán a ellos y a todos quienes en su equipo trabajan. Lo mismo hizo Peso Pluma cuando no se presentó en Tijuana debido a amenazas de un cártel.

En los narcocorridos, tan de moda en el regional mexicano manipulado por ese sector criminal, lo que impera es la narcocultura, el enviar una y otra vez el mensaje de ensalzar a los criminales, de presumir sus actividades ilícitas, de reconocerles la criminalidad y los actos delictivos que comenten produciendo, distribuyendo drogas en México y otros países.

Pero en esos otros países sí actúan, funcionarios de la Administración de Trump en la Unión Americana confirmaron a medios de comunicación que a los integrantes del grupo Los Alegres del Barranco les fue retirada la visa para internarse en aquel país, al relacionarse de manera pública con un narcotraficante por el cual aquel Gobierno ofrece 15 millones de dólares de recompensa por información que lleve a su captura, y cuya organización mafiosa ha sido catalogada como terrorista en los Estados Unidos.

Hace no muchos días, otro mexicano fue encarcelado en los Estados Unidos, Ángel del Villar, promotor de grupos de regional mexicano y cabeza de la discográfica Del Enterneintment, quien fue hallado culpable de conspiración para realizar transacciones con narcotraficantes, así como otros 10 cargos, de acuerdo al Departamento de Justicia de los Estados Unidos. Del Villar, fue relacionado con Jesús Pérez Alvear, un productor también mexicano asociado, de acuerdo a autoridades de la Unión Americana, al lavado de dinero con el Cártel Jalisco Nueva Generación, el del "Mencho", y para los temibles Cuinis.

En México, sin embargo, no hay autoridad que investigue a estas organizaciones, promotoras, representantes, cantantes o disqueras, por la relación que pudieran tener con los criminales a los que a través de su música enaltecen, contribuyendo con ello, a ese clima de impunidad, corrupción y complicidad, tan característico de un narcoestado que ya promueve abiertamente en conciertos masivos la narcocultura en un país que parece haber tomado un rumbo muy equivocado.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: ADELA NAVARRO BELLO.

Fiscalía de Jalisco investiga apología del delito de los Alegres del Barranco

La Fiscalía de Jalisco investiga la responsabilidad en la proyección de imágenes del líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Nemesio Oseguera Cervantes, durante un concierto realizado el sábado 29 de marzo en Zapopan, durante el concierto del grupo norteño Los Alegres del Barranco.

La Vicefiscalía en Investigación Especializada de Concertación Social abrió de manera oficiosa la carpeta de investigación 21010/2025 por la conducta ilícita de provocación de un delito y apología de éste o de algún vicio.

El concierto se celebró en el Auditorio TELMEX administrado por la Universidad de Guadalajara, cuya postura fue dada a conocer en un comunicado la víspera y será considerada dentro de la indagatoria.

La empresa lamentó lo ocurrido durante la presentación del evento denominado “Los Señores del Corrido” hace un par de días y aseguró no tener injerencia en la selección del repertorio, discursos o material audiovisual que los artistas decidan compartir con su público.

La Fiscalía Estatal destaca que para las pesquisas se tomará el testimonio de quienes integran la agrupación musical, originarios del poblado de San José del Barranco, municipio de Badiraguato, Sinaloa, cuna de narcotraficantes de los cárteles de Guadalajara, Sinaloa y Juárez, entre otros.

De acuerdo con el artículo 142 del Código Penal para el Estado de Jalisco, “se impondrán de uno a seis meses de prisión al que provoque públicamente a cometer algún delito o haga apología de éste o de algún vicio, si el delito no se ejecutare; si se ejecuta se aplicará al provocador la sanción que le corresponda por su participación en el delito cometido”.

En su comunicado, la Fiscalía de Jalisco exhorta a la sociedad jalisciense a no normalizar la violencia.
El domingo 30 de marzo, a través de sus redes sociales, el gobernador Pablo Lemus Navarro comunicó: “Este fin de semana, durante un concierto de música regional en el @AuditorioTelmex, se proyectaron imágenes para homenajear al fundador de uno de los cárteles más violentos de México”.

“Justo en ese lugar, apenas el miércoles pasado, expresé que tras lo ocurrido en el rancho Izaguirre era tiempo de tocar fondo y salir unidos para no repetir tales tragedias. Lo visto en el concierto de este fin de semana va en la dirección opuesta. Todos tenemos que hacer lo que nos toca para dejar de normalizar la violencia”, agregó el mandatario jalisciense.

Y remató: “No debe suceder en éste ni en ningún otro lugar de nuestro estado. En Jalisco estamos trabajando en todos los frentes para combatir cualquier manifestación de este tipo”.

FUENTE: SEMANARIO ZETA.
AUTOR: LUIS CARLOS SÁINZ.

Sinaloa: Feminicidios y narcocultura van de la mano

Si Sinaloa es el estado más violento para las mujeres, como afirman cifras oficiales, es porque en esta región del país la cultura del narcotráfico se ensaña con ellas y las trata como objetos; también porque en otras entidades hay resistencia para activar las alertas de género y para investigar esos asesinatos como feminicidios, considera la representante legal del Colectivo Mujeres Activas Sinaloenses, María Teresa Guerra Ochoa. “Aquí los asesinatos tienen que ver más con un tema de celos de parte de las parejas o exparejas que están ligadas al crimen organizado; la ignorancia de las autoridades y la impunidad están agravando el problema”, alerta.

La mañana del 1 de julio de 2013, en el cruce de las avenidas Doctor Mora y Sinaloa, en el fraccionamiento residencial Las Quintas, en Culiacán, una joven identificada como Karla fue asesinada a balazos a bordo de una lujosa camioneta, matrícula VMX-3850.

La víctima fue interceptada por los ocupantes de una jeep blanca. Los agresores hablaron brevemente con ella antes de dispararle de manera abrupta con sus pistolas calibre nueve milímetros y .38 Super. El atentado fue a corta distancia y los agresores lograron escapar.

El ‘narcocorrido’ se extiende, pese a la prohibición oficial

Ciudad de México. Las parejas se disponen a invadir la pista. La banda prepara los instrumentos y las luces apuntan hacia el escenario. Los chiflidos son ensordecedores para que termine la espera. El operador ajusta el equipo de sonido y desde los altos decíbeles se escucha:

“Con cuerno de chivo y bazuka en la nuca/volando cabezas al que se atraviesa/somos sanguinarios locos bien ondeados/nos gusta matar/pa dar levantones somos los mejores/ siempre en caravana/ toda mi plebada/bien empecherados/blindados y listos para ejecutar…/ soy el número 1 de clave M1/ respaldado por El Mayo y por El Chapo/ la JT siempre, presente y pendiente/pa su apoyo dar”.

Con la cadencia del baile norteño, los ejecutantes se contonean al ritmo de una música ejecutada con instrumentos de banda: chun-ta-ta, chun-ta-ta. Y como si acataran una orden, de sus gargantas surgen coros que anticipan la letra. Todos cantan. Y son maestros, abogados, empleados, estudiantes, secretarias, comerciantes... Pero también, por supuesto y con especial delectación, gente metida en el narco.

Los sombreros son obligados para el baile; la bota o zapato costoso, también. La camisa se usa de marca (o perfecta imitación). Ellas lucen sobre todo el tacón alto, no importa si la pista es o no terregosa. Es una comunión sin distinciones. El único fin es celebrar el rito de bailar narcocorridos.

Todo, pese a estar satanizados en el discurso oficial y su difusión expresamente prohibida en algunos estados con la intención de que no se les programe en las radiodifusoras, no se organicen bailes masivos ni se escuchen en bares y cantinas.

Sin embargo, a la luz de los hechos, tales acciones no han tenido el efecto esperado, pues este género sigue siendo del gusto de muchos sectores de la población, con o sin vínculos con el narcotráfico, quienes buscan la música y las presentaciones en vivo de bandas como Los Tigres del Norte, K-Paz de la Sierra, Exterminador, Los Tucanes de Tijuana, Los Capos de México, entre otros.

Su mayor impacto tiene lugar en el norte del país, pero el narcocorrido ha superado su ámbito norteño y cada vez más invade zonas populares de las grandes urbes en todo el territorio nacional.

Terrenos baldíos, campos deportivos y otros espacios abiertos como bodegas, son los lugares a los que miles acuden a escuchar a esas bandas que entre corrido y corrido a veces cantan melodías románticas o de desamor. El imán es siempre oír, cantar, bailar los corridos compuestos para el narco y sus capos históricos o actuantes en ese momento.

Los costos de acceso a los bailes son variables (entre 100 y 400 pesos promedio) y abunda, como en todo concierto de este tipo, la venta de cheves, brandy, ron y sobre todo el Buchanan’s, whisky que se ha puesto de moda entre los seguidores de esta música, pues, se dice, lo beben los traficantes.

El corrido en general ha sido, desde su origen, una crónica de la realidad. Pero con las décadas, los de temática relacionada con el narcotráfico se han transformado y, ante un contexto nacional cada día más violento, en su narrativa han incorporado descripciones de las descarnadas acciones de los sicarios: ejecuciones, degollamientos y levantones y todas las demás descarnadas formas del crimen que realizan.

Nacido como subgénero del corrido tradicional –en el que se cuentan las hazañas de héroes independentistas o revolucionarios—, los registros apuntan a que los primeros narcocorridos surgieron a principio de la década de los 30 del siglo pasado, en la frontera México-Estados Unidos.

En su libro Cantar a los narcos, Juan Carlos Ramírez-Pimienta, académico de la Universidad Estatal de San Diego Imperial-Valley, hace un recorrido histórico por este género musical. “El primer corrido con temática de traficantes de drogas y tráfico de estas sustancias que pude ubicar es de 1931 y otro de 1934. Eran muy diferentes a los de hoy, incluso a los de los años 70 interpretados por Los Tigres del Norte”.

Edgar Morín, doctor en antropología, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y autor del libro La maña, señala que el narcocorrido no es algo homogéneo, sino que tiene una serie de matices:

"Hay letras implícitas y otras totalmente explícitas; tienen un componente literario, el compositor describe los hechos, los condena o los califica al grado de llegar a la apología; dan cuenta de una realidad que muchas veces no se cuenta y que el gobierno trata de ocultar, y muchos otros son escritos por encargo, a fin de resaltar una figura. Encasillarlo sólo como apología de la violencia es reducir este fenómeno social".

Ramírez-Pimienta ha estudiado este tipo de música desde los años 90, cuando era estudiante del posgrado en letras en la Universidad de California, Los Ángeles. Afirma que el fenómeno de la narcocultura, y dentro de éste los corridos de narcos, están relacionados con el contexto económico del país.

“Tras su origen, se dio un lapso de más de 20 años en el que es casi es imposible encontrarlos, es entre los 40 y finales de los 60. En los años del milagro económico no hay registro de ellos. El género renace cuando comienzan las crisis, a partir de los 70, y tuvo su primer auge con Los Tigres del Norte, con corridos hasta inocentes como Contrabando y traición y La banda del carro rojo”.

Es en la década de los 80, cuando Rafael Caro Quintero era la figura dominante en el mundo del narcotráfico, donde se produce una primera transformación en los contenidos de estas melodías. "Se da un cambio epistemológico en la figura del héroe del corrido; ya no es sólo el que trafica, sino también el que ostenta lujos y dinero, consume narcóticos y alcohol y es un conquistador de mujeres. Un hedonista".

El contexto nacional volvió a transformar al género. En diciembre de 2006, Felipe Calderón declara la guerra al narcotráfico y lejos de brindar mayor seguridad, la estrategia provoca más muertes, ejecuciones, enfrentamientos, desaparecidos, descabezados. Cientos de miles, según organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos.

"De inmediato el narcocorrido refleja esa nueva realidad, entre 2007 y 2011 surge el llamado Movimiento Alterado, con letras totalmente explícitas, hiperviolentas, pero a la vez súper reales: descabezados, colgados, pozoles. Las bandas están en guerra entre ellas y con el Estado, y la música lo refleja", enfatiza el académico de la Universidad de San Diego.

Algunas letras, sobre todo las Teodoro Bello, compositor entre otros de Pacas de a kilo y Jefe de jefes, de manera muy velada hacen alusión a la complicidad entre autoridades y criminales. En la parte final del primero se dice: “Los pinos me dan la sobra/ mi rancho pacas de a kilo”. El propio vocalista de Los Tigres del Norte, Jorge Hernández, ha dicho que la letra aduce a que el protagonista tiene un arreglo económico con el Presidente o con sus colaboradores (Los Pinos), por lo que goza de total impunidad.

No sólo el contenido ha transformado a este género, la tecnología ha jugado un papel relevante para su promoción y difusión. Enrique Pimentel, del Seminario de Comunicación y Cultura de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM, indica que hace varias décadas para grabar y publicitar esta música era necesario un largo proceso y se requería de sellos disqueros que dieran el apoyo.

"En la actualidad es mucho más sencillo, el Internet y otras tecnologías permiten grabar y difundir de manera mucho más sencilla estos contenidos. Gracias a ello podemos conocer a grupos muy locales de Sinaloa, Durango, Tamaulipas, Sonora. Y ya no importa si son súper violentos, no hay manera de frenarlo porque la gente lo sigue".

Anajilda Mondaca, de la Universidad de Occidente unidad Culiacán, sostiene que los narcocorridos van más allá de letras, sonidos y ritmos. "La existencia de elementos emanados del narcotráfico, instaurados en la narcocultura y observables en las letras, son capaces de producir sentido, y cada vez son más codificables entre sectores de la población que los escucha. Son capaces de crear imaginarios, de reforzar ideologías y de servir de reflejo y espejo de todo lo que representa el mundo del narco".

Pero a la vez, agrega la académica en un artículo que escribió para el Instituto Hemisférico de Performance y Política, estas expresiones hacen un planteamiento de ilegalidad y paralegalidad que arrojan señales de la descomposición y las complicidades entre las bandas delictivas y las instancias gubernamentales que deberían contenerlas.

En años recientes en varias entidades del norte del país se han formulado iniciativas para prohibir la grabación y difusión de estas expresiones culturales. En Chihuahua por ejemplo, existe una ley que va en ese sentido y hubo intentos en Sinaloa y Durango.

Morín dice que la mejor forma de hacer más interesante entre la sociedad un producto es justamente prohibiéndolo. "Cuando algunos gobernantes se empeñan en hacer el ridículo y tratan de censurarlos, el fenómeno toma otros caminos. Hoy en día no necesita publicidad en los medios tradicionales, pero los bailes tienen un gran poder de convocatoria".

Para Pimentel toda prohibición siempre quedará corta, es decir, en la radio no se programan, no hay publicidad y los grandes medios evitan hablar de ello. Pero en la realidad, a través del Internet y la piratería se siguen consumiendo. "El narcocorrido sigue vigente, porque el contexto lo sigue siendo".

Ramírez-Pimienta plantea que si bien hay piezas donde se hace una apología total de la criminalidad, hay muchas otras que "son verdaderas crónicas históricas que llenan las piezas del rompecabezas de estos años álgidos de guerra contra el narco. Han llenado un vacío de una narrativa que desde el Estado nos llega filtrada o francamente falseada. No quiere decir que la versión de los narcocorridos sea la verdadera, pero cumplen diversas funciones dependiendo del contexto social y económico".

Los especialistas coinciden en que mucha de la gente que gusta de esta música entiende la diferencia entre la realidad y las composiciones. "No es que los escuchemos y vayamos a sacar un cuerno de chivo para matar a alguien", concluye Ramírez-Pimienta.





Fuente: La Jornada
Autor: Emir Olivares Alonso
http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/10/17/el-2018narcocorrido2019-se-extiende-pese-a-la-prohibicion-oficial

Balacera en concierto de grupo norteño deja 5 muertos en Sinaloa

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- Una balacera durante un concierto del grupo Enigma Norteño dejó un saldo de cinco muertos la madrugada de este domingo en el municipio de Elota, Sinaloa.

Las primeras versiones indican que el incidente inició por una discusión entre cuatro personas en el bar La Trova.

Los sujetos sacaron sus armas e iniciaron la balacera; un policía federal que no ha sido identificado fue trasladado a un hospital de Mazatlán, donde falleció.

Reportes del diario El Debate indican que en el lugar resultaron lesionadas otras dos personas, una de ellas identificada como Jesús Daniel Ordóñez Murillo, quien recibió dos balazos y fue trasladado a Culiacán para su atención.

Según la publicación, no es la primera vez que un grupo armado irrumpe en una presentación de Enigma Norteño, pues en julio del 2015, los cantantes se presentaban en la Expo Comondú en Baja California Sur cuando algunos de los asistentes realizaron disparos al aire.

En esa ocasión miles de personas vivieron momentos de pánico cuando se escucharon varias detonaciones de arma de fuego; varios se lanzaran al suelo, mientras otros corrieron para protegerse.

Este incidente se suma a la ola de violencia registrada en el sur de Sinaloa en los últimos 10 días, entre ellos el asesinato de 13 personas en San Ignacio y el de seis más en Rosario.


Fuente: Proceso
http://www.proceso.com.mx/430865/430865