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Denuncian ante la ONU la dramática situación de cuidadoras de personas con discapacidad

Mujeres con hijos con discapacidad presentaron un informe a la ONU en el que denuncian que en México el acceso a servicios públicos de diagnóstico, atención médica, rehabilitación y educación inclusiva es precario, discriminatorio y profundamente burocratizado.

Las cuidadoras de personas con discapacidad en México viven la violación sistemática de sus derechos humanos y la insuficiencia de apoyo gubernamental, expone un reporte presentado ante la ONU.

Las cuidadoras expresan a la relatora de la ONU, Heba Hagrass, su expectativa, aún no satisfecha, de que la primera mujer presidenta de la República mexicana, Claudia Sheinbaum Pardo, impulse la garantía del derecho al cuidado.

El informe titulado “Cuidado y apoyo a niños y niñas con discapacidad, el entorno familiar y sus dimensiones en México” fue redactado por un equipo multidisciplinario integrado por especialistas en derechos humanos, salud, derecho, psicología y comunicación, en colaboración con familias cuidadoras de diversos estados del país.

Se presentó ante la Relatoría Especial sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU y documentó la crítica situación del cuidado de niñas y niños con discapacidad en México. El informe fue entregado a la ONU en este mes de junio y se presentó públicamente en mayo último, en conmemoración del 17 aniversario de la firma de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas.

El documento expone la falta de un sistema de cuidado, la insuficiencia de las políticas públicas actuales que no ofrecen centros de vida y cuidado para las personas cuidadoras ni para las personas con discapacidad, ni políticas fiscales que aminoren la presión económica.

Además, reclama la invisibilización del trabajo de las cuidadoras y su aporte económico al Producto Interno Bruto (PIB), y acusa al Estado de descargar sobre ellas la responsabilidad de la educación formal de los hijos con discapacidad.

El texto señala que en México el 86.9% de las personas que proveen cuidados en el hogar son mujeres y sólo 13.1% son hombres. Añade que el 53.9% de las personas con discapacidad o dependencia que reciben cuidados en el hogar son atendidas principalmente por madres o hijas, y puntualiza que el 79.3% de las cuidadoras principales en el hogar son mujeres, lo que equivale a aproximadamente 22.5 millones de cuidadoras en el país.

El informe fue construido a partir de testimonios directos de familias de Nayarit, Aguascalientes, Coahuila, Jalisco y Guanajuato. Denuncia la sobrecarga desproporcionada que enfrentan las mujeres en el cuidado de infancias con discapacidad y busca visibilizar que “cuidar es un derecho humano”, además de exigir el cumplimiento de estándares por parte de los gobiernos.

La abogada y defensora de derechos humanos, Cinthia Ramírez Fernández, fue la coordinadora de este esfuerzo. Ella relató que el informe denuncia la falta de apoyo a los cuidadores de personas con discapacidad en México y detalló los desafíos que enfrentan, como la presión financiera, la falta de servicios accesibles y la insuficiencia de programas sociales.

Barreras y autoridades omisas

El reporte indica que en México el acceso a servicios públicos de diagnóstico, atención médica, rehabilitación y educación inclusiva es precario, discriminatorio y profundamente burocratizado.

A pesar de avances jurídicos aislados, como el reconocimiento legal de derechos o resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en la práctica persisten barreras estructurales y exclusión sistemática en escuelas y en instituciones de salud, tanto en los ámbitos municipal, estatal y federal.

El informe también subraya cómo la falta de apoyos institucionales produce consecuencias graves: deserción escolar, pobreza crónica, migración forzada, aislamiento social y desintegración de redes familiares.

La Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (Enasic 2022) reveló que sólo el 3.3% (unos 0.2 millones) de las personas con alguna discapacidad o dependencia asisten a centros de cuidado (como servicios de educación especial o guarderías).

También se cita que la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid 2023) señala que el 54% de las personas con discapacidad de 5 a 29 años no tienen acceso a la educación, y que el 14.9% de las personas con discapacidad mayores de 15 años carecen de escolaridad.

En el informe, las familias narran cómo enfrentan desde negativas para la inscripción escolar hasta tratos hostiles por parte del personal médico, pasando por largas listas de espera y falta de medicamentos básicos.

Cuidadoras, en el abandono institucional

El informe expone que las cuidadoras en México viven una situación dramática de violación a sus derechos humanos, ya que asumen gastos que el Estado debería cubrir.

Se les niega un sistema de cuidado adecuado, lo que las obliga a reducir su calidad de vida y las probabilidades de desarrollo de sus hijos con discapacidad. Muchas de ellas trabajan en empleos precarios e inestables, además de actuar como monitoras de sus hijos en la escuela debido a la falta de recursos en el sistema educativo.

“La primera convulsión de mi hijo Mario fue a los dos años. A mí recién me habían amputado la pierna, y me llevé un sustazo de la vida, porque además me quedaba sola por la noche, ya que mi esposo trabajaba de noche. Estaba entre el sueño y escuché ruidos raros en la cuna. Me levanté y vi a Mario convulsionando. Entonces lo tomé en brazos, lo llevé a brinquitos a la cama, le hablé a mi marido y a mi hermana, y lo llevaron al hospital”, relató Laura Padilla, madre de familia, en un foro efectuado en Aguascalientes.

Laura es mamá de dos hijos con discapacidad: Mariana, con discapacidad intelectual, y Mario, con discapacidad motriz. Ella también tiene una discapacidad motriz; perdió una pierna por cáncer en la tibia. “Ha sido un peregrinaje muy largo, desgastante y doloroso”, dijo en el foro.

El Estado descarga sobre ellas la responsabilidad de la educación formal de sus hijos, obligándoles a desplazarse constantemente a diferentes lugares para llevarlos a terapias, sin contar con transporte accesible.

El informe también destaca que el trabajo de las cuidadoras es invisibilizado y no reconocido social ni jurídicamente, a pesar de su gran aporte económico al Producto Interno Bruto del país. En Jalisco, por ejemplo, los programas sociales son considerados por las cuidadoras como una falta de respeto, ya que no toman en cuenta la realidad económica de las familias.

La investigación expone las consecuencias de la falta de un sistema de cuidado en México. Menciona, por ejemplo, casos dramáticos como el de una madre adolescente soltera que trabaja en una maquila y debe actuar como monitora de su hijo en la escuela por falta de recursos en el sistema educativo.

También denuncia la falta de acceso a servicios adecuados, lo que obliga a las madres a reducir su calidad de vida y las probabilidades de desarrollo de sus hijos. Todo ello refleja la falta de voluntad política para implementar políticas públicas efectivas y suficientes.

“Ha sido complicadísimo dividirme como madre soltera, viuda y cuidadora. Se acabó la vida para mí. Estudié licenciatura en artes visuales y soy pintora, pero tengo que dejar de pintar, que es lo que me hace feliz y me apasiona. Es como una muerte espiritual, dejar de ser lo que yo era. Es frustrante encontrarme con esta nueva versión y preguntarme: ¿quién soy yo? Porque me fragmenté, me despersonalicé. Siento que dejé de existir, dejé de vivir. No puedo entrar sola ni al baño, eso que es tan íntimo y básico, y tengo que estar con esa zozobra de las necesidades y cuidados del niño”, compartió Aurora, pintora y maestra de artes, en otro foro de cuidadoras efectuado el 12 de abril en Jalisco.

Escuelas: discriminación y exclusión

En el ámbito educativo, el informe documenta prácticas discriminatorias en centros escolares públicos y privados, así como la exclusión recurrente de niñas y niños con discapacidad, bajo argumentos capacitistas.

Las madres señalan que muchas veces deben permanecer en las escuelas como auxiliares no oficiales o incluso asumir la educación en casa, sin contar con formación ni apoyos institucionales. Además, se advierte la ausencia de una legislación nacional que garantice el derecho al cuidado.

Ramírez Fernández, defensora de derechos humanos y madre de un hijo con autismo, describe la situación como “vivir en un mundo donde a cualquier parte que volteemos hay violaciones a nuestros derechos”, y señala la insuficiencia de las políticas públicas actuales.

“Si revisas el informe y contrastas lo que se propone atender en esa política pública sin sustento jurídico —porque no tenemos una ley de cuidados—, podrás ver que no tiene absolutamente nada que ver, porque no estoy viendo centros de vida y cuidado donde las personas cuidadoras también sean atendidas”.

Estas mujeres no sólo asumen labores de crianza, sino también funciones de enfermeras, terapeutas, gestoras administrativas, monitoras escolares e incluso educadoras en casa. Esta multiplicidad de responsabilidades las obliga a renunciar a su autonomía económica, abandonar empleos remunerados y vivir en condiciones de desgaste físico, mental y emocional extremos.

El psicólogo Leonardo Roldán Arroyo, quien participó en la redacción del informe, refirió que la encuesta Enasic 2022 indica que las mujeres dedican en promedio 37.9 horas semanales a labores de cuidado, frente a las 25.6 horas que dedican los hombres.

“Esto necesariamente tiene un impacto en las mujeres. Lo mencionan ellas: el tener un hijo con discapacidad inicia un constante peregrinar para encontrar el diagnóstico. Yo, como psicólogo, comprendo la importancia de un diagnóstico rápido, porque si se tarda años, afecta muchísimo. Este peregrinar tiene que ver con encontrar un diagnóstico”.

Además, el psicólogo resalta: “Mencionan las madres que hay un deterioro claro en su salud mental y física. Una persona que cuida tiene un desgaste emocional muy alto; esto lo podemos ver en las experiencias de las madres. Todo este trabajo no remunerado crea una condición en la persona cuidadora, disminuye su economía porque tienen que dedicarse al cuidado; por ello, normalmente deben dejar su trabajo y buscar horarios adaptados”.

Las cuidadoras, según el informe, asumen un gasto que el Estado debería cubrir, lo que representa un "despojo de los derechos de las personas cuidadoras". La falta de acceso a servicios adecuados obliga a las madres a reducir su calidad de vida y sus probabilidades de desarrollo, afirma Ramírez Fernández.

Surge colectivo

El colectivo busca generar movilización social y transformaciones legislativas. También se están iniciando estrategias legales, incluyendo amparos en temas de atención médica.

Ramírez celebra una “pequeña victoria”: “Por primera vez, un juez de distrito ordenó al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) garantizar el acceso a terapias para personas con autismo. Consideran que la resolución del juzgador de Zapopan podría abrir la puerta a casos similares que involucren otras discapacidades”.

Se espera que la relatora de la ONU sistematice la información y presente un informe en la 80ª Asamblea General sobre el estado actual del derecho al cuidado de las personas con discapacidad en el mundo, y que se “exija al Estado mexicano que adopte un marco jurídico, que establezca una política pública adecuada, suficiente, con presupuesto garantizado para atender estas necesidades”.

Las demandas del colectivo Cuidadoras en Resistencia, fundado por Ramírez y sus compañeras, son concretas: “Queremos un centro de vida y cuidado para las personas con discapacidad y para nosotras. No sólo una guardería, porque en las guarderías solamente se atiende a niños y niñas, y después de cierta edad son expulsados del sistema. Es más, si tu hijo tiene una condición de discapacidad, en la gran mayoría de los casos las guarderías ni siquiera son una opción”.

En septiembre próximo se iniciará la primera generación de la escuela de cuidadoras y defensoras de derechos humanos, con el objetivo de organizar mejor a nivel nacional a las cuidadoras. “Es una acción de movilidad social porque ya no vamos a aceptar limosnas, no queremos más dádivas”, indicó Cinthia Ramírez.

También buscan un marco legal y políticas públicas adecuadas, con presupuestos garantizados, para atender las necesidades de los cuidadores. Aunque se han presentado iniciativas en el Congreso para crear una Ley General para un Sistema Nacional de Cuidado o para su incorporación en la Constitución, ninguna ha sido aprobada hasta ahora. Mientras tanto, la política pública sigue siendo asistencialista, limitada a transferencias económicas sin respaldo en redes de servicios públicos integrales, accesibles y de calidad.

FUENTE: PROCESO.
AUTOR: ELIZABETH RIVERA AVELAR.

“El Estado ha fallado a los más vulnerables”: Tribunal impone plazo de un año para que Congreso CDMX legisle sistema de cuidados

Tras la resolución definitiva de un tribunal sobre la omisión legislativa del Congreso de CDMX sobre un sistema de cuidados, activistas exigen la instalación inmediata de mesas de diálogo y que Clara Brugada envíe su iniciativa.

El Congreso de la CDMX y la jefa de gobierno, Clara Brugada, son responsables de una omisión legislativa absoluta al no acatar el mandato previsto expresamente en la Constitución capitalina para legislar un sistema de cuidados, determina una sentencia definitiva del décimo noveno tribunal colegiado en materia administrativa.

La resolución se da en respuesta a un amparo promovido por un grupo de activistas, Silvana Carranza y dos colitigantes: Úrsula Martínez y Priscila Monge, el 27 de marzo de 2024, y luego de que el propio Congreso de la Ciudad de México interpusiera una revisión como parte del proceso, la cual el Tribunal calificó como infundada. 

“Si las normas y programas que darían efectividad a una política que permitiría el goce del derecho humano al cuidado no han sido emitidas hasta el momento, es patente que el Estado le ha fallado a las personas más vulnerables y, por ende, dicha omisión debe cesar, máxime que el propósito de reconocer derechos como se realiza en la Constitución local es fomentar el respeto, protección, promoción y realización, entre otros, de los derechos sociales”, consigna el documento.

Además, describe que si el ejecutivo –Brugada– y el legislativo no han llevado a cabo su función ni ningún proceso de revisión de las iniciativas presentadas en materia del sistema de cuidados a fin de cumplir el artículo 9 constitucional, se considera que ambos violan este derecho humano, por lo cual considera adecuado otorgar la protección de la justicia. Un total de cinco iniciativas permanecen en el Congreso capitalino pendientes de dictaminación. 

Además de estas, presentadas entre septiembre de 2024 y abril de 2025, Brugada ha incumplido la promesa, hecha en al menos dos ocasiones, de enviar su propia iniciativa al órgano legislativo. Por ello, de acuerdo con la sentencia, ya que el actual período de sesiones está próximo a concluir, el Congreso deberá cumplir con su obligación en el segundo periodo ordinario de este año, o a más tardar, en el primero del siguiente, es decir, como máximo en mayo de 2026.

“Las autoridades responsables han incumplido con su obligación de legislar para emitir una ley en materia de derecho al cuidado, el cual ha sido reconocido como un derecho humano, ya que en el artículo vigésimo transitorio de la Constitución Política de la Ciudad de México fue señalado que la legislación relativa a los sistemas y programas establecidos ahí deberá entrar en vigor a más tardar el 31 de diciembre de 2023”, se lee en el documento.

Como resultado del expediente 681/2024, la sentencia remarca que el artículo 9 de la Constitución Política de la Ciudad de México dispone que las autoridades establecerán un sistema de cuidados que preste servicios públicos universales, accesibles, pertinentes, suficientes y de calidad, y desarrolle políticas públicas.

Además, “debería atender de manera prioritaria a las personas en situación de dependencia por enfermedad, discapacidad, ciclo vital, especialmente la infancia y la vejez y a quienes, de manera no remunerada están a cargo de su cuidado”. De ahí la obligación de la jefa de gobierno y del Congreso de emitir esta normativa, más cuando el plazo constitucional originalmente tenía como límite el 31 de diciembre de 2023.


Aunque se trata de un Congreso relativamente joven, precisa Silvana Carranza, una de las promoventes del amparo, esta es la primera omisión legislativa que se reconoce en una sentencia en la capital, y se trata de una primera llamada de atención, pues existen otros seis sistemas señalados en la Constitución a los que habría que prestar atención sobre si ya están legislados o no. 

“Hay un trabajo poco consistente por parte de las y los legisladores que han integrado las tres legislaturas de este Congreso”, sostiene en entrevista. Del mismo modo, señala la necesidad de que exista, en principio, una mesa de diálogo y trabajo conjunto con sociedad civil, personas cuidadoras, personas con discapacidad, expertas, abogadas y todas aquellas promoventes de iniciativas en el Congreso, para que la legislación empiece a trabajarse ya. 

“Por el lado del ejecutivo (la jefa de gobierno) ya hay un plazo que tiene que cumplir, y desde hace casi un año está prometiendo una iniciativa; lo que esperamos es que ya tengan los acuerdos para enviarla. Estamos pendientes y participativas de lo que envíen para poder construir. Es una ley en beneficio de muchísimas personas, del 100 % de la población más bien”, apunta.

Animal Político publicó en marzo de este año la serie de reportajes Cuidadoras sin oportunidades, que documenta cómo sin un sistema nacional de cuidados, la igualdad de género nunca será una realidad: en México, 19.6 millones de mujeres están fuera del mercado laboral por dedicarse a cuidar, y un 80 % de las personas jóvenes que no estudian ni trabajan son mujeres; la mayoría pierde esas oportunidades por privilegiar tareas de cuidado, y cuando llegan a acceder, están condicionadas a empleos precarios y a una brecha salarial que es más amplia entre mayor número de hijos tengan.

Priscila Monge, colitigante del amparo, también espera que la discusión se abra a colectivos, activistas y expertos, además de que se inicie lo más pronto posible el trabajo en comisiones y en conjunto con la jefatura de gobierno. Las opciones pueden ser, propone, un parlamento abierto o simplemente una invitación a trabajar en conjunto. “Esperemos que así sea, y que la jefa de gobierno junto con su equipo mande esa iniciativa”, añade.

La activista recuerda que la sentencia establece un plazo para publicar la ley de cuidados máximo para el 31 de mayo de 2026, que son dos periodos legislativos, aunque la expectativa sería que si de por sí ya existe una omisión y un atraso, la normativa se emita durante el segundo periodo de este año. Desde su perspectiva, lo mejor sería que el proceso sea lo más ágil posible, sin perder de vista el aspecto democrático, pide.

Histórica y culturalmente, remarca, las labores de cuidado han sido ejercidas principalmente por las mujeres. De hecho, en la capital el 74 % de las personas cuidadoras son mujeres, y suelen destinar hasta 38 horas a las labores de cuidado. Esto es resultado de los estereotipos de género que rodean esas tareas, lo que se conoce como “ética de cuidado”, que considera que las mujeres son más aptas para ello.

“Una ley de cuidados –subraya– permitiría establecer políticas y un sistema de cuidados que conduzca a una nueva organización social, en la que el Estado, el mercado laboral, la sociedad, las personas cuidadoras y personas sujetas a cuidados formen parte de esta sociedad de cuidados y exista una corresponsabilidad, que no sea una tarea solo de las mujeres, sino que todas las personas consideren que los cuidados permiten la sostenibilidad de la vida”.

Reconocer estas labores, reducir las tareas de cuidado que se recargan sobre un solo sector de la población, y establecer políticas que permitan remunerar y ayudar a las personas cuidadoras con capacitación y profesionalización son aspectos centrales que debe considerar la ley. Esto implicaría añadir un paso más a otras conquistas en las agendas de género. Cambiar la mirada en torno a los estereotipos de los cuidados, sostiene, contribuiría a que dejen de verse como un asunto irrelevante, sino como parte fundamental de la vida.

FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: MARCELA NOCHEBUENA.