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De Colosio a Andy

Colosio Riojas evoca a su padre hasta sin proponérselo, mientras López Beltrán prácticamente exige que le llamen como su padre, Andrés Manuel, porque evoca “al mejor Presidente”. Las diferencias de forma, entre ambos herederos políticos, son de fondo.

En la política actual mexicana hay dos claros ejemplos de hijos que heredaron de sus padres la vena política nacional, en distintas circunstancias, en momentos desiguales, y con resultados opuestos. Uno es conocido como Luis Donaldo Colosio Riojas, y el otro como Andy López Beltrán. 

Y aunque ciertamente hay otros juniors de la política, como los Monreal, los Murat, los Scherer, los Torres, los Yúnez, entre otros, ni los padres de estos aspiraron a la Presidencia de la República, ni los hijos están en las listas de futuros presidenciables.

Luis Donaldo Colosio Riojas está activo en Movimiento Ciudadano, partido que le signó la candidatura al Senado en 2024, y Andy López Beltrán es secretario general de Morena, partido que fundó su padre, y cuyo legado encabeza él, siendo el mayor de los hijos del expresidente.

Al hijo de Luis Donaldo, su padre el candidato presidencial, solía llamarle Luis Donaldo. Andrés Manuel López Obrador en cambio, solía llamar a su vástago con el apelativo Andrés, Andy, así nada más, sin llamarle por su nombre completo. Y quizá por hacer una diferenciación en política, dentro de Morena, en Baja California, en el centro y en el resto del país, las dirigencias, la militancia y los aliados, optaron por llamarlo igual que el padre, con el diminutivo de Andy, y no como Andrés Manuel, a diferencia de su hermano menor a quien se conoce como José Ramón, o del pequeño de los López Beltrán, referido simplemente como Gonzalo, cuando su segundo nombre es Alonso.

Pero ahora resulta que, con su padre retirado de la política, Andy ya no quiere que le llamen Andy, sino Andrés Manuel López Beltrán, así como su padre siempre fue conocido, hasta la fecha con su nombre completo: Andrés Manuel López Obrador.

La frivolidad de ponderar la referencia onomástica fue notoria la semana pasada cuando el junior del expresidente así lo expresó: “mi más grande orgullo es llamarme como el mejor Presidente que ha tenido este país”, y justifica que la oposición le llama Andy, para demeritarlo, para quitarle el legado de su padre. La realidad es que no sólo la oposición, también los morenistas con orgullo, se refieren a Andy como su secretario general.

Por otro lado, Luis Donaldo Colosio Riojas no ha señalado expresamente que él cargue o que él encarne, el legado de su padre, lo hace sin decirlo, sin reclamarlo, sin presumirlo. En medio de la campaña por el Senado, y el día 23 de marzo cuando se conmemora el aniversario luctuoso del priísta, lo único que refirió es que la mejor forma de honrar la memoria de su padre era abogar y trabajar “por un México más justo, un México más fuerte, un México más digno”.

Colosio hace política porque así lo decidió y sin el consejo del padre que le arrebataron de niño; Andy ha hecho política de la mano de su padre participando en distintas áreas de la organización de las campañas que protagonizó el expresidente, y ahora encabezando el partido que su papá fundó.

Hay algunos paralelismos en las vidas de Colosio y López Beltrán.

El padre de Luis Donaldo, que llevaba el mismo nombre, fue el candidato a la Presidencia de la República por el Partido Revolucionario Institucional hasta marzo de 1994, cuando lo asesinaron en Tijuana, el padre de Andy, que también lleva el mismo nombre, Andrés Manuel López Obrador, fue candidato a la Presidencia de la República en tres ocasiones, dos por el PRD y una por Morena, la cual finalmente ganó en el 2018.

Ambos son huérfanos, aunque uno de ambos padres y otro de madre. El mismo 1994 en que asesinaron a su padre, Luis Donaldo Colosio Riojas a los ocho años de edad también perdió a su madre, Diana Laura Riojas, quien padecía una enfermedad terminal. A los 17 años, en el 2003, Andrés Manuel López Beltrán perdió a su madre, Rocío Beltrán Medina, también como consecuencia de una enfermedad terminal.

López Beltrán cumplirá 39 años en agosto de este 2025, y Colosio Riojas los cumplió en julio de 2024. Pero también los vástagos de Colosio y López Obrador tienen algunas diferencias, y no sólo ideológicas. 

Mientras Andy López Beltrán no ha tenido cargos públicos, Luis Donaldo Colosio Riojas, ha sido electo en tres ocasiones: en 2017 con el 33.41 por ciento de la votación ganó una Diputación al Congreso del Estado de Nuevo León, en el 2021, con el 47 por ciento de los votos, se llevó la Alcaldía de Monterrey, y en el 2024 sufrió su primera derrota, por un punto porcentual con el 33.99 por ciento de los votos logró la segunda posición al Senado de la República, logrando entrar a la Cámara Alta representando a Movimiento Ciudadano.

A López Beltrán se le conoce como modo de vida, una fábrica de dulces, Chocolates Rocío, que se conoció públicamente de su existencia en el año 2019 cuando él tenía 33 años y su padre ya era Presidente de México; Colosio Riojas, fundó en el año 2010 el despacho de abogados Basave, Colosio, Sánchez, a la edad de 25 años. 

En términos de política, uno está en el partido en el poder, y el otro en la oposición minoritaria; a Luis Donaldo ya le sugirieron ser candidato a la presidencia, pero dijo que le faltaba experiencia, ver crecer a sus hijos, y madurez; Andy pasó de la discreción en la operación electoral de su padre, al protagonismo como secretario general del partido Morena, desde donde dicen las huestes, se le impulsa hacia la Presidencia. 

Colosio Riojas evoca a su padre hasta sin proponérselo, mientras López Beltrán, prácticamente exige que le llamen como su padre, Andrés Manuel, porque evoca “al mejor Presidente”. Las diferencias de forma, entre ambos herederos políticos, son de fondo.

FUENTE: SIN EMBARGO.
AUTOR: ADELA NAVARRO BELLO.

HABÍA UNA VEZ UN PAÍS


Erase una vez un país que era, pero no era.
Era un país que decía, pero no hacia.

Era un país con una dictadura y una monarquía.
Era un país lleno de paramilitares, pero no era El Salvador, Colombia ni Perú.
Era un país donde mataban a los pueblos originarios, pero no era Guatemala o Palestina.
Era un país donde los hermanos se mataban entre si, pero no era Yugoslavia, Sudán, Ruanda ni Vietnam.
Era un país de desplazados, pero no era Siria, Afganistan o Irak.
Era un país lleno de esclavos, pero no era El Congo, ni Haiti ni Ghana.
Era un país de hambruna, pero no era Venezuela, Somalia o India.
Era un país donde mataban y desaparecían estudiantes,maestros, campesinos y obreros, pero no era ni Chile,ni Honduras ni Argentina ni Brasil.
Era un país donde la mujer era prácticamente inferior y carente de derechos,pero no era el Tíbet, Bahrein, Jordania o Qatar.
Era un país de Apartheid pero no era Sudáfrica.
Era un país de varios chernóbiles, pero no era Ucrania.
Era un país que más bien era una maquiladora,pero no era Taiwan,Tailandia o China.
Era un país donde la libertad de expresión era un suicidio,pero no era Corea del Norte, Arabia Saudita o Irán.
Era un país racista y conservador, pero no era Estados Unidos, Reino Unido o España.
Era un país donde la televisión mandaba y a veces parecía un reality show, pero no era una novela de George Orwell.
Era un país lleno de monstruos y pesadillas, pero no era una novela de Stephen King.
Era un país lleno de peste,pero era peor a como la pintaba Camus.
Era un país donde la corrupción era una historia sin fin.
Era un país que más bien era la crónica de una muerte anunciada.
Era un país con más de 100 años de soledad.
Era un país donde nacías debiendo, crecías debiendo y morías debiendo.
Era un país donde era más fácil encontrar decapitados que bibliotecas.
Era un país donde era más fácil corromper a un niño que educarlo.
Era un país donde la guerra contra un enemigo sin armas nunca había sido tan bien vista por la ONU y Amnistía Internacional.
Era un país donde el silencio era peor que los gritos.
Era un país donde cada nuevo mandato era peor que el anterior.
Era un país donde se perdonaba la mentira y se castigaba la verdad.
Era un país donde la doble moral era tan grande como las bombas de Hiroshima y Nagasaki.
Era un país donde matar mensajeros y mentir ante un público era un deporte nacional.
Era un país donde la libertad, la salud, la educación, la reforma agraria, la independencia y la revolución solo estaban en las monografías.
Era un país donde era más fácil copiar que estudiar.
Era un país donde se respetaba más a un comediante que a un maestro que enseño a leer y a escribir a un grupo de 50.
Era un país que exportaba mano de obra, importaba armas y producía lastima.
Era un país donde era más grave robar una manzana que endeudar un estado.
Era un país repleto de fosas comunes y fosas sépticas.
Era un país carente de sentido humano y respeto por la naturaleza.
Era un país que defendía a capa y espada su destino determinado por otros países.
Era un país orgulloso de tener su ejercito de traidores, ladrones, sicarios, madres solteras, demagogos, violadores,farsantes, bufones y adictos.
Era un país donde las cárceles se llenaban con las víctimas mientras que los victimarios llenaban el congreso y la televisión.
Era un país que se burlaba de sus desgracias y que no respetaba ni a sus muertos.
Era un país donde los abuelos, los padres y los hijos morían esperando a que Jesus bajara de la cruz.
Era un país que era un paraíso para los asesinos, los publicistas y los empresarios.
Era un país donde toda acción correspondía a la inacción.
Era un país donde Ali Baba tenía mas de 40 ladrones.
Era un país donde la dignidad se devaluaba más que su moneda.
Era un país lleno de risas enlatadas y discursos baratos.
Ese país era el regalo de dios para sus hijos favoritos.
Ese país lo era todo pero a la vez no era nada.
Era el país de uno, pero para una espía extranjera.
Ese país era el infierno con varios infiernos,pero no era como lo describía Dante Alighieri.
Era el país donde nos tocó morir.

En Veracruz no hay "juniorcracia", dice Javier Duarte

Xalapa, Ver. El gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, negó que en la entidad exista una “juniorcracia” u otra circunstancia similar que permita dejar en la impunidad los casos de violación sexual que involucran a varios jóvenes de familias acaudaladas e incluso al hijo de un funcionario del estado.