Entre 2019 y 2022, la proporción de personas en situación de pobreza que acudió a centros de salud públicos pasó de 36 % a 25 %, mientras que la atención en consultorios anexos a farmacias subió de 13 % a 23 %, lo que implica un aumento en el gasto de los mexicanos para su salud.
Andrea Genaro, de 52 años, tenía un dolor en el estómago que no la dejaba estar en paz. Acudió a la Clínica 5, de los servicios de salud de la Ciudad de México, donde atienden a personas sin seguridad social como ella. Para su sorpresa, esperó poco para ser atendida por una médica y tres días después recibió los resultados de los estudios de sangre y orina que le mandó a hacer.
Al regresar a consulta, la doctora le dijo que tenía infección en las vías urinarias, pero no tenían medicamento para darle. “Me seguí sintiendo mal. Y (pensé) si ya me hicieron el estudio y no me dieron nada, pues mejor voy a otro lado. Y fui al Similar”.
Pagó 60 pesos por la consulta y la doctora nuevamente le mandó a hacer estudios, pero esta vez, Andrea tuvo que pagar 350 pesos en un laboratorio de la misma cadena de farmacias. Gracias a eso le detectaron una bacteria en el estómago y le recetaron antibióticos por los que pagó otros 200 pesos.
Su curación le costó 610 pesos, lo que gana, si le va bien, en tres días de venta de las artesanías que tiende en el piso en las calles de la alcaldía Cuauhtémoc, en la Ciudad de México. “Hay días que uno vende algo, hay días que nada. A veces vendo 50 pesos, 60 pesos, pero eso no alcanza ni para la comida; cuando cae algo puedo vender unos 200 pesitos”.
Lo que gana Andrea, de piel morena acentuada por las horas bajo el sol y de menos de 1.50 metros de estatura, le alcanza apenas para comer junto con su esposo y sus dos hijas. Aunque ellas también trabajan, la familia no ha podido comprar un refrigerador.
Aún cuando tiene que gastar lo poco que tiene en su salud, sabe que es la única forma de atenderse. “Uno busca la forma, cómo hacer para pagar, porque tiene la necesidad de curarse”, dice. Aunque la bacteria ya cedió, aún tiene un dolor en el brazo que le persiste desde el año pasado, pero tendrá que esperar.
“Tengo que juntar otro poquito (de dinero) y ya después voy al médico y ya pues que me dicen. Porque si me dicen ‘tienes que comprar esto o tienes que hacer un estudio’, si no tengo ¿cómo?”.
Andrea sólo es un caso de millones. Hasta 2022, seis de cada 10 personas se atendieron en servicios privados de salud, de acuerdo con datos del INEGI. Entre las opciones estuvieron los llamados Consultorios de Atención Adyacente a Farmacias (CAF), el lugar más recurrente para los estratos económicos más bajos.
En 2019 sólo 13 % de los más pobres del país se atendían en farmacias, y 36 % en centros de salud de la Secretaría de Salud que brinda servicio a quienes no tienen seguridad social, pero para 2022 la proporción fue opuesta: 23 % acudió a farmacias, y 25 % a centros de salud.
Los datos de atención también confirman ese cambio. El número de consultas de la Secretaría de Salud pasó de 95 millones en 2018 a 51 millones en 2022, y ya sin la pandemia de Covid-19 que había afectado los servicios. Significó una caída de 44 millones, es decir, 46 % menos consultas para personas sin seguridad social.
Esto implica que los mexicanos gastan más de su bolsa para atender sus padecimientos. Y, peor aún, el mayor aumento de gasto ocurrió entre los más pobres: mientras en 2018 desembolsaron 1,729 pesos al año para tratar algún padecimiento, en 2022 gastaron 2 mil 679 pesos. Esto es un aumento de 54 % en cuatro años, de acuerdo con datos del INEGI analizados por el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
Ese dinero termina en las empresas que, ante la demanda, ofrecen servicios de atención básica de manera rápida y medicinas a bajo costo. Aunque ha sido una industria en crecimiento constante desde hace varios gobiernos, en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador se registró el mayor número de permisos para nuevos establecimientos de los últimos 23 años, de acuerdo con datos oficiales.
Desde el 22 de mayo, Animal Político preguntó a la Secretaría de Salud sobre el incremento de servicios privados de salud durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, pero no hubo respuesta. Al final de esta nota podrás ver el cuestionario enviado.
Los más pobres pagan por atención médica
A través de solicitudes de información, Animal Político obtuvo la estadística de los nuevos “Avisos de Funcionamiento”, un permiso que cualquier establecimiento privado que quiera dar servicios de salud debe tramitar ante la Comisión Federal contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
Se trata de consultorios que un médico puede abrir incluso en su casa, consultorios adyacentes a farmacias, consultorios en torres médicas, e incluso de atención dental.
Los datos demuestran que en el sexenio pasado se tramitó el mayor número de permisos. En 2010 se emitieron 4,148 avisos de funcionamiento y la tendencia se mantuvo, en los siguientes años con un pico registrado en 2013, con más de 6 mil.
En 2018, en el último año de gobierno de Enrique Peña Nieto hubo 4 mil 556 avisos para nuevos establecimientos, pero en 2023, un año antes de terminar la gestión de López Obrador las solicitudes prácticamente se duplicaron, al llegar a 9 mil 235 avisos de funcionamiento de nuevos establecimientos.
En Chiapas, el estado donde más población carece de servicios de salud, con 66 % de su población y en el que 6 de cada 10 habitantes se encuentran en pobreza, hubo 421 permisos de funcionamiento en 2023, mientras que en 2019 apenas hubo 31; un crecimiento de 1,258 % en cuatro años.
En tanto, el Estado de México, donde 44 % de su población no tiene acceso a servicios de salud, es la entidad con el mayor número de nuevos establecimientos: 1,064 en 2023, el doble de los que hubo en 2019, con 495.
Mientras que al comparar por tasa de habitantes, el mayor incremento se registró en Quintana Roo, que hasta 2023 tuvo 15 establecimientos nuevos por cada mil habitantes, seguido de Aguascalientes, con 13, y Baja California Sur con 12.
El número de nuevos registros no se puede contabilizar en acumulable, puesto que algunos establecimientos dejan de operar. De ahí que hasta 2023 funcionaban 18 mil consultorios adyacentes a farmacia. Lo que representó un crecimiento de 38 % en comparación con los 10 mil que había en 2013, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut).
En la Ciudad de México, por ejemplo, sólo al hacer el recorrido de tres calles en la avenida Sor Juana Inés de la Cruz en la colonia Santa María la Ribera, existen cuatro consultorios adyacentes a farmacias y un laboratorio privado. Todo, a unos metros de la clínica 2 del IMSS.
Las personas aseguran que prefieren acudir a las farmacias cuando enferman de gripe, infecciones estomacales o revisión de sus padecimientos como hipertensión o diabetes, aún cuando sean derechohabientes de instituciones como el IMSS o el ISSSTE.
Gabriela López es una de ellas. Es ama de casa y está esperando turno en el consultorio de una farmacia para que revisen a su bebita de dos años. Prefiere eso que “ir al IMSS a formarme en la unifila a las 6 de la mañana y esperar tres horas a que me den una ficha y exponerla (a la bebé) tanto tiempo afuera en la calle. Prefiero venir aquí por la rapidez”. En las ocasiones en que la bebé no mejora después de consulta en estas farmacias, la lleva con un pediatra privado, cuya consulta ronda los 700 pesos.
A lado de Gabriela está María Palma, octogenaria, que acude para tratar su gripe. Ella trabajó como modista y su esposo, ya fallecido, era mesero. Nunca tuvieron seguridad social, aunque algunos años se atendió en los centros de salud de la Secretaría de Salud a través del Seguro Popular, pero tras su eliminación y sustitución por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), desaparecido a los dos años de su creación, dejaron de atenderla.
Así lo explica Luis Gustavo Jiménez, amigo de su marido, quien la acompaña. “La señora tuvo Seguro Popular durante muchos años. Cuando cambia de nombre ya tuvo dificultades. También iba aquí al hospital de Xoco y ya no la atendieron y yo no tuve la oportunidad de ver por qué. Entonces la traemos acá (consultorio de farmacia). Esta es la salvación. Esta es la solución”, dice Luis.
Sin embargo, tiene la esperanza de que las promesas del expresidente se cumplan. “Mientras esto siga siendo así, hasta que funcione bien el IMSS-Bienestar, que es para la gente que no tiene seguridad social, yo creo que esto (los consultorios de farmacia) va a atenuarse. Porque mientras no tengamos ya un servicio de salud como el que queremos, esto es lo que va a seguir aliviando al país lamentablemente”, remata Luis.
María sólo vive de la pensión para Adultos Mayores, el principal programa social impulsado por el expresidente López Obrador, y utiliza parte de esos 6,200 pesos bimestrales para pagar el médico y medicinas en farmacias que venden medicamentos genéricos.
Estos establecimientos también ayudan a aminorar el impacto del desabasto de medicamentos en el servicio público, que, de acuerdo con cifras oficiales, al menos 15 millones de recetas no fueron surtidas en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
Bertha Mercedes, jubilada de 63 años, es una de ellas. Es hipertensa y necesita medicación permanente que no siempre consigue en el IMSS. “Cuando no hay medicamentos en el seguro, los vengo a comprar aquí porque es más económico. Por ejemplo, el mes pasado no hubo. Si lo compro aquí son como 200 pesos. Si lo compro de patente, un medicamento me sale en 600 pesos. Y desde la pandemia ya no trabajo, entonces, pues está más difícil el asunto”.
Andrea, Gabriela, María y Bertha son sólo una muestra de un patrón creciente en el país: los mexicanos gastan cada vez más no sólo en pagar una consulta, sino en las medicinas para tratar sus padecimientos.
La compra de medicinas aumentó en 39 % entre 2018 y 2022 a nivel nacional, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), del INEGI. Pero al desagregar por ingreso, nuevamente los más pobres gastaron más. Su desembolso pasó de 211 pesos en 2018 a 427 pesos en 2022, prácticamente el doble.
¿Dónde termina ese dinero?
La iniciativa privada, el gran ganador
El pionero en ofrecer servicios de salud a bajo costo es el empresario Víctor González Torres, parte de la familia de políticos que creó el Partido Verde Ecologista de México (PVEM). Desde 1999 constituyó el Grupo Por un País Mejor, que incluye los Laboratorios Best, Farmacias Similares, Transportes Farmacéuticos Similares y Sistemas de Salud del Dr. Simi (Análisis Clínicos).
De acuerdo a la información publicada en su página de internet, tiene 9,600 “unidades de negocio” llamadas Farmacias Similares en México y Chile, y 268 establecimientos de laboratorios clínicos a nivel nacional.
Pero también están Farmacias Benavides con una red de “más de 1,100 farmacias, 450 consultorios médicos y un centro de distribución”, según su página de internet; además de Farmacias del Ahorro, Farmacias Guadalajara, Farmacias YZA y Farmacias San Pablo.
Datos de la Ensanut revelan que estos establecimientos ofrecen al menos 10 millones de consultas al mes. Si se tomara una media de 50 pesos como costo por cada consulta, significan 500 millones de pesos mensuales, únicamente en el primer contacto de atención, y aún se sumaría las ganancias por la venta de medicinas.
De ahí que otro de los empresarios más ricos del país entrará al negocio con “Más Salud”. Ricardo Salinas Pliego, dueño de Tv Azteca y tiendas Electra, lanzó el primero de 30 consultorios en todo el país con los que pretende alcanzar a 50 millones de personas. Su modelo de negocio consiste en ofrecer consultas médicas, estudios, pruebas rápidas, procedimientos auxiliares y una farmacia, todo en el mismo lugar.
Además, así como tiene un modelo de financiamiento de electrodomésticos a altos intereses para la población más pobre del país, en Más Salud incorporará “mecanismos de financiamiento inmediato” a través del Préstamo de Emergencia Más Salud, “que permite a los usuarios cubrir consultas, análisis y tratamientos sin necesidad de posponer su atención por falta de recursos”.
Si bien estos establecimientos tuvieron aún mayor demanda durante la pandemia, el primer gran incremento ocurrió en 2010, cuando las autoridades mexicanas regularon la prescripción de antibióticos que previamente se vendían sin receta médica. Esto provocó que las personas buscaran atención médica en mayor medida y los consultorios adyacentes a farmacias fueron la oferta a esa demanda.
Así lo explica el estudio “Utilización de servicios de salud en México: cascada de atención primaria en 2022”, del Instituto de Salud Pública. “Aunque este tipo de establecimientos a menudo cuentan con instalaciones muy básicas, y el hecho de ser anexos que pertenecen a las farmacias plantea un potencial conflicto de interés para los médicos que atienden en ellos, la población los utiliza con frecuencia”.
Entre los motivos para acudir a estos establecimientos está el acceso como la ubicación o el horario, en 71 %; 21 % tiene relación con la calidad y 8 % con otros motivos.
Sin embargo, aunque resuelven una necesidad, estos establecimientos únicamente deben cumplir con la Norma Oficial Mexicana 005-SSA3-2010, que establece los requisitos mínimos de infraestructura y equipamiento de establecimientos para la atención médica ambulatoria de pacientes, vigente desde el 16 de octubre de 2010; y el Aviso de Funcionamiento de la Cofepris.
Entre estos requisitos está, por ejemplo, tener un aviso de responsable sanitario con título profesional, rótulo donde indique el horario de su asistencia, así como el horario de funcionamiento del establecimiento, título profesional del médico que brinda la atención médica a la vista del público, y otros referentes a infraestructura.
Además, la Cofepris realiza inspecciones para revisar el cumplimiento de estos requisitos. Sin embargo, no hay ningún otro mecanismo sobre la práctica médica, sobre todo para identificar que los tratamientos recetados estén relacionados con la mejor decisión de atención y no con un componente comercial alentado por la empresa propietaria de las farmacias.
De ahí que incluso el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), señaló “la necesidad de crear un régimen que supervise y controle la expansión de este sistema privado, particularmente por su rápido crecimiento en el sector, y considerando su accesibilidad geográfica y burocrática, con el fin de garantizar los requerimientos mínimos de calidad en la provisión de salud y minimizar los incentivos negativos para sobremedicar a los pacientes”.
Cuestionario solicitado a la Secretaría de Salud
Este es el cuestionario íntegro enviado por Animal Político desde el 22 de mayo a la Secretaría de Salud.
1) ¿Cuál es el diagnóstico de la Secretaría de Salud sobre el incremento de servicios privados de salud, sobre todo relacionados a la primera atención en consultorios adyacentes a farmacias y a viviendas? ¿Cuáles son los motivos que encuentran para explicar este incremento?
2) ¿Además del aviso de funcionamiento, qué otro elemento existe para que el Estado vigile la atención prestada en estos establecimientos?
3) ¿El incremento de este tipo de establecimientos es considerado un problema o ayuda para el Estado en la atención de primer nivel de la población?
4) Otro indicador es que los mexicanos gastaron 39 % más en la compra de medicinas en 2022 que en 2018, en términos reales, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2022. ¿A qué le atribuyen este incremento?
5) Sobre los seguros privados de salud, también hubo un incremento, al pasar de casi 1.7 millones de personas con este tipo de servicio contratado en 2018, a 8.3 millones en 2023, de acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS). ¿Cuáles serían los motivos de este incremento, de acuerdo a la Secretaría de Salud?
6) Tenemos casos de médicos especialistas del sector público y que optan únicamente por prestar servicios privados. ¿La Secretaría de Salud ha identificado esto como un fenómeno/patrón? ¿Tienen estadística sobre el número de especialistas que ha renunciado entre 2012 y 2024?
7) ¿Estos indicadores comprobarían que la salud en México se está privatizando?
8) ¿Cuáles son las estrategias de la Secretaría de Salud para aumentar la atención pública de primer nivel y cuáles son las metas y para qué periodos?
FUENTE: ANIMAL POLÍTICO.
AUTOR: NAYELI ROLDÁN, FRASUA ESQUERRA.
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